
El desapego ciudadano hacia la política, primera tarea de Bachelet
La socialista vuelve a la presidencia de Chile en medio del debate sobre la alta abstención desde que el voto se declaró voluntario
BUENOS AIRES. Actualizado: GuardarLa socialista Michelle Bachelet será la presidenta de Chile hasta 2018 después de ganar ayer, en segunda vuelta, unas elecciones marcadas por la baja participación. Su amplia victoria sobre la derechista Evelyn Matthei, la aspirante oficialista, coronó una sucesión de triunfos que comenzó en las primarias de junio y siguió en primera ronda de estas presidenciales el 17 de noviembre. Bachelet sucederá en marzo al presidente Sebastián Piñera.
Las elecciones estuvieron marcadas por una alta abstención, un hecho que preocupa a la clase dirigente y que podría forzarla a revisar la modalidad del voto voluntario incorporada a la legislación electoral en 2012. El debate sobre la escasa participación acaparó también la atención de las redes sociales. Del total de 13,5 millones de chilenos mayores de 18 años habilitados para votar, se movilizaron sólo 6,5 millones en primera ronda y la tendencia a la baja se vio profundizada ayer.
Al emitir su voto, Bachelet, que promete una agenda de reformas sociales como abanderada de la alianza Nueva Mayoría -socialistas, democratacristianos y comunistas-, advirtió de que «desde el escepticismo no se producen los cambios que necesitamos» y exhortó a los chilenos a votar. En cualquier caso, la exdirectora de ONU Mujeres descartó que su victoria pueda considerarse empañada por el desapego ciudadano hacia las urnas. «Estas son las reglas de la democracia y gana el que gana con estas reglas», explicó la dirigente, que ya presidió el país entre 2006 y 2010.
El exmandatario Patricio Aylwin (1990-94) no sólo trató de dar ejemplo asistiendo al colegio electoral a los 95 años, sino que admitió que no le gusta el voto voluntario. La antigua dirigente estudiantil Camila Vallejo, ahora diputada por Nueva Mayoría, denunció «un intento de deslegitimar la elección por parte de los que saben que van a perder».
«Votar es un deber»
Tras emitir su voto, la derechista Evelyn Matthei dijo que «votar es un deber», y pidió a la clase media que lo haga. «Nosotros los vamos a ayudar a ustedes», les prometió. La candidata sabía que su victoria era una misión imposible frente a Bachelet, pero hasta el último momento creyó factible «una sorpresa».
Las elecciones registraron escasos incidentes. El que causó más impacto fue la agresión al exministro de Economía Pablo Longueira, candidato fallido de la derecha que renunció por una depresión. Longueira acudió a votar, consideró que un resultado favorable a la coalición centroderechista «sería un milagro» y fue escupido e insultado. Todo el arco político condenó estas conductas y los cuatro presuntos responsables fueron detenidos.
Otro detalle curioso vino de la mano del destacado empresario chileno Sven Von Appen, que amenazó con buscar «otro Pinochet» si Bachelet gestiona mal la economía. La familia de Von Appen, de 79 años, alega que sufre «una enfermedad degenerativa propia de la vejez».