Andrea Nahles, Walter Steinmeier y Sigmar Gabriel tras la consulta a las bases del SPD. :: F. BENSCH / REUTERS
MUNDO

Vía libre al tercer Gobierno de Merkel

Los socialdemócratas logran un 75,9% de respaldo entre sus bases al acuerdo para compartir el poder

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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Alemania ya tiene Gobierno y Angela Merkel volverá a ser canciller federal en su tercera legislatura consecutiva, esta vez en coalición con los socialdemócratas. Una reedición de su primer Gabinete, tras el paréntesis de cuatro años de alianza con unos liberales desaparecidos de la escena política nacional por su descalabro electoral del 22 de septiembre, cuando perdieron hasta el último escaño.

Fueron necesarios tres meses de sondeos y negociaciones, y más de dos semanas de espera para conocer el resultado de la votación interna de las bases de la socialdemocracia (SPD) para poder confirmar la alianza fraguada por responsabilidad nacional entre las dos principales fuerzas del país y deseada por la mayoría de los ciudadanos.

Visiblemente emocionado, aliviado y más que contento, el presidente del SPD, Sigmar Gabriel, comunicó que sus afiliados no sólo aprobaban la gran coalición, sino que lo hacían por una abrumadora e inesperada mayoría del 75,96% de votos, frente al 23,95% de rechazo. Casi el 78% de los 474.800 afiliados se había sumado a la consulta iniciada a finales de noviembre. La participación mínima del 20% para dar validez al referendo se había casi cuadruplicado.

«Nunca en mis 36 años en las filas del SPD había visto a mi partido tan comprometido políticamente. Somos un partido de participación», dijo Gabriel escoltado por los principales dirigentes de la formación, algunos de ellos virtualmente ministros. «Me resulta muy importante que ese 24% sepa que nos tomamos muy en serio su opinión», dijo el presidente del partido en referencia a quienes votaron contra la reedición de la gran coalición, fundamentalmente por miedo a otro fracaso electoral como el sufrido tras la primera experiencia de poder compartido con Merkel.

Igual de entusiasta que Gabriel se mostró la secretaria general, Andrea Nahles, quien aseguró que esta primera consulta de una decisión relevante a las bases no será la última. Nahles destacó que la iniciativa proporcionó 3.000 nuevos afiliados. La votación es una fórmula inédita en Alemania, anunciada por Gabriel antes de comenzar las negociaciones con la Unión de cristianodemócratas y socialcristianos bávaros (CDU/CSU), a sabiendas de que con ella se jugaba su futuro político. Un rechazo de las bases significaba su dimisión inmediata.

Espaldarazo a la dirección

Por eso el presidente del SPD sale especialmente reforzado en el liderazgo de la más antigua formación política de Alemania, que este año ha cumplido siglo y medio de vida. El resultado de la votación interna es un espaldarazo también al equipo que acompañó a Gabriel en las arduas negociaciones con la Unión de Merkel, en las que intervinieron hasta 300 expertos conservadores y socialdemócratas. Entre ellos, además de Nahles, el líder del grupo parlamentario, Frank-Walter Steinmeier, o la influyente primera ministra de Renania del Norte-Westfalia, Hannelore Kraft. Esta última había rechazado la alianza la misma noche electoral pero su conversión al 'grancoalicionismo' tras los contactos exploratorios y antes de iniciarse las negociaciones fue ya un primer indicador de que la suma de las dos mayores fuerzas era de nuevo posible.

Posible, sobre todo, porque el SPD consiguió imponer varias de sus exigencias que calificó de irrenunciables antes y durante las negociaciones. Como la introducción por ley del salario mínimo interprofesional en todo el territorio nacional, acabando con la discriminación que sufren aún hoy muchos trabajadores de la extinta República Democrática Alemana; o la concesión de la doble ciudadanía a los jóvenes extranjeros nacidos en Alemania a quienes se obliga a renunciar a la de sus padres si quieren tener la germana. También en el complicado tema de las pensiones el SPD consiguió, pese a que la edad mínima para jubilarse es ya de 67 años, la excepción de los 63 si se ha cotizado ya tiempo suficiente.

El voto de las bases socialdemócratas es además una decisión sensata, ya que cualquier otra alternativa habría sido peor para el SPD. Una matemáticamente posible coalición con La Izquierda y Los Verdes para desbancar a Merkel se habría considerado una estafa, toda vez que los socialdemócratas rechazaron en campaña y tras las elecciones toda posibilidad de aliarse con los herederos del comunismo germano oriental.

Unas nuevas elecciones habrían supuesto su ruina, ya que el electorado les consideraría culpables del fracaso de la gran coalición y les castigaría en las urnas. La última alternativa, tolerar un Ejecutivo de minoría de Merkel, habría sido igualmente fatal. Llegado el caso y aunque la canciller nunca ha contemplado esa opción, es seguro que la dirigente conservadora habría sacado más provecho de esa indeseada situación.

Alivio también manifiesto desde las filas conservadoras con un mensaje casi inmediato de la canciller a Gabriel para felicitarle por el resultado. «Nos alegramos de poder iniciar ya inmediatamente las labores comunes de gobierno», señaló a su vez el secretario general de la CDU, Hermann Gröhe, para quien el acuerdo «es un buen fundamento para trabajar en favor de que a la gente le vaya aun mejor dentro de cuatro años».