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El sueño cumplido de Granell
El polifacético creador se adscribió al Surrealismo tras conocer en el exilio a uno de los máximos exponentes del movimiento, André Breton
CÁDIZ. Actualizado: GuardarAunque su nombre no reluce tanto como Dalí o Miró, Eugenio Granell es también una figura fundamental en la cultura latinoamericana y, su firma, una de las más prestigiosas del Surrealismo mundial. Emergió en la segunda ola del movimiento y tras su primer encuentro con uno de sus máximos impulsores y autor del 'Manifiesto', André Breton. Corría el 1949 y el artista gallego, exiliado tras la Guerra Civil, constató entonces lo que intuía de siempre: «Yo nací surrealista, de niño dibujaba arquitectura y castillos fantásticos y cuando conocí a los surrealistas supe que yo ya había hecho aquello antes».
Desde ayer, el Castillo de Santa Catalina acoge la exposición 'Diario de un sueño encontrado', que recoge medio centenar de obras de Granell (1912-2001). Gracias a la Fundación que lleva su nombre, Cádiz recibe por primera vez parte de la extensa colección de este intelectual polifacético que se caracteriza por la originalidad. «Su trabajo es muy reconocible porque es diferente, no se parece al de ningún otro de su generación», explicó Lucía Carpi, miembro del Patronato de la Fundación Granell que acudió ayer a la inauguración de la muestra.
Sin constituir una retrospectiva, esta exposición ejemplifica a la perfección las aristas de la producción de Granell, así como todas las etapas estilísticas por la que ésta atravesó a lo largo de las décadas. Pinturas, fotografías, collages, dibujos y construcciones tienen cabida en la exposición, que se vertebra en torno a una de las ideas consustanciales al Surrealismo, la del encuentro. Así, la muestra se divide en cinco ámbitos, cinco encuentros del artista con el movimiento. El primero tiene que ver con la cultura indígena y un símbolo muy destacado, el de la máscara. Un aspecto que se relaciona estrechamente con el interés etnográfico que el gallego, también músico y escritor, desarrolló a lo largo de su vida y que se acentuó con su llegada a la República Dominicana. El segundo ámbito de la muestra recoge la experiencia del artista con la guerra española, para continuar después con la aparición de la isla como sinónimo de la libertad. El cuarto 'encuentro', la cuarta búsqueda, une las vidas de Granell con dos de sus máximas influencias, Breton y Duchamp. Por último, en la exposición también hay reseñas de la exploración del gallego con el mundo clásico. «Su obra destaca, además de por lo culto de su autor, por el punto de humor, por su intento de desmitificar, por la ironía como forma de buscar la verdadera o la otra realidad», apuntó Carpi, representante ayer de la Fundación, cuyos responsables recibían casi a la misma hora uno de los Premios a la Cultura 2013 que otorga la Xunta de Galicia.
«Granell es menos conocido quizá porque volvió a España en los 80 y la recuperación de su obra ha sido posterior. Pero su trabajo es amplio, extenso, diverso y coherente además de luminoso. Era un hombre con una visión muy positiva de la existencia», subrayó Lucía Carpi.
Eugenio Granell vivió en Guatemala y en Puerto Rico hasta que en 1956 se mudó a Nueva York, donde fue profesor de literatura española en el Brooklyn College de Nueva York para jubilarse en 1985 y trasladarse de forma definitiva a Madrid con su mujer, Amparo. Se fue en 2001. Murió como nació y como se sintió a lo largo de su larga existencia, surrealista.
La muestra se podrá visitar hasta el 20 de abril de 2014.