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El caos sobrevive a la vuelta a las calles de la Policía argentina
Los saqueos prosiguen su escalada en 17 provincias pese a la reincorporación de los agentes tras lograr las subidas salariales
BUENOS AIRES. Actualizado: GuardarLos saqueos a comercios en las provincias de Argentina, que ya se cobraron al menos 13 vidas y centenares de heridos, parecían ayer haberse emancipado de las rebeliones policiales que les dieron origen. Mientras los uniformados van obteniendo los fuertes aumentos salariales exigidos y retornan a las calles, los ataques vandálicos y robos a comercios, fábricas y residencias particulares mantienen el impulso en algunas jurisdicciones y hay temor de que continúen.
El caso más grave ayer era el de Tucumán, en el noroeste del país. Allí el gobernador José Alperovich concedió el aumento de sueldo para que los agentes amotinados vuelvan a patrullar las ciudades que se habían convertido en escenarios de guerra. Pero luego del acuerdo, los disturbios se mantuvieron y el saldo provisorio ya es de cuatro muertos en ese distrito. Comerciantes y vecinos se defienden por su cuenta levantando barricadas y armados con palos y armas de fuego.
Tucumán fue testigo de horas de verdadero caos. Hubo que suspender el transporte público, las clases escolares, la actividad bancaria y del aeropuerto. Los supermercados también permanecían cerrados luego de que fueran saqueados unos 250 comercios en apenas 48 horas. Alperovich dijo vivir «una extorsión de la Policía» para que les concediera el aumento. Luego de ese acuerdo, el mandatario enfrentó un caceroleo de vecinos indignados que lo obligó a huir en un automóvil.
«Acción premeditada»
«Esta es una guerra de pobres contra pobres», declaraba uno de los comerciantes, cuyo negocio fue completamente destruido y la mercadería saqueada. «No puede ser que el sacrificio de tantos años se nos vaya así. Los gobernantes no nos defienden», clamaba otro entre lágrimas. «Sólo tenemos obligaciones pero no derechos», se quejó.
La ola de acuartelamientos y otras rebeliones de policías provinciales comenzó el día 3 en Córdoba, donde se registró un muerto en los saqueos que se desataron enseguida y causaron graves daños en un millar de comercios. Los vándalos se llevaron todo tipo de mercancías, inclusive en autos y motos. El gobernador provincial cedió enseguida a los reclamos salariales. Pero la protesta se extendió a otras 17 provincias. Ayer había cinco en las que aún se negociaba una salida a la crisis. Pero allí donde el conflicto se superó, la inestabilidad seguía.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, aseguró que «la situación está encausada y resuelta» y que ya comienza a preverse «un clima de paz». No obstante, enseguida se conocían nuevos hechos de violencia en Salta y Tucumán. En sintonía con los argumentos que brindó la presidenta, Cristina Fernández, en un acto por los 30 años de democracia realizado la víspera, el funcionario dijo que la crisis policial y los saqueos responden a una «acción premeditada con alevosía para provocar incertidumbre con métodos extorsivos».
Capitanich pidió a la Justicia que investigue los vínculos entre exagentes -retirados o exonerados- que se autoconvocan y comienzan las protestas, liberando zonas para cometer delitos. Por el momento, los jueces en la provincia de Buenos Aires ya ordenaron la detención de quienes estaban detrás de un portal de Internet que llamaba a saquear comercios chinos.
La Cámara Argentina de Supermercados y la Federación de Supermercados y Autoservicios manifestaron ayer que lejos de haberse resuelto, la amenaza de saqueos y vandalismo «está totalmente vigente». «Siguen siendo una actividad muy tentadora para una parte de la sociedad que los ve como una posibilidad de apoderarse de bienes que no les pertenecen». También los autoservicios chinos anunciaron que si no cesan los ataques, prevén cerrar sus puertas hasta finales de año.