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El despedido de UGT acusa a la central de echarle para «tapar» las irregularidades
Laureano Conde niega que se hayan borrado archivos informáticos y asegura que «no se movía un papel sin que lo supiera Pastrana»
SEVILLA. Actualizado: GuardarEl borrado de 1.756 archivos de la contabilidad de UGT-Andalucía no podía hacerse desde los ordenadores personales, dijo en su descargo el trabajador del sindicato Laureano Conde, despedido por esta causa. «Manuel Ferrer (el secretario de organización, al frente de la ejecutiva tras la dimisión de Fernández Sevilla) miente y lo sabe», dijo Conde, que se considera «cabeza de turco» y «tapadera» de las irregularidades en el sindicato.
El trabajador despedido puso en duda que la contabilidad haya desaparecido, como alega la organización. UGT-A debe justificar una quincena de ayudas recibidas entre 2009 y 2010, sospechosas de haber sido desviadas para otros fines mediante facturas falsas. La Junta considera que dos deben ser anulados, por un importe de 1,8 millones que el sindicato deberá devolver.
Según Laureano Conde, los terminales no pueden ordenar el borrado de los datos, que se almacenan en los discos duros y «se hacen copias de seguridad todos los días». Además, dijo, no se puede modificar la contabilidad a un año cerrado, sólo se puede abrir pidiendo un permiso a la empresa de mantenimiento. Tampoco aceptó que el programa de borrado sea sofisticado, como dijo Ferrer el pasado lunes, sino que aseguró que está instalado en multitud de ordenadores y se usa para borrar archivos temporales.
Ni copias ni filtración
Asimismo, negó haber copiado ni filtrado documentos, como también le acusó Ferrer.
Conde, dirigente sevillano de los empleados de UGT, dijo que luchará en los tribunales por la anulación de su despido y que emprenderá acciones penales, por considerar lesionada su honorabilidad y por calumnias e injurias contenidas en la carta de despido y en las declaraciones a los medios.
Según Francisco Serrano, secretario regional de la sección de trabajadores de UGT, Conde ni siquiera estaba en el sindicato en los años investigados, pues en 2009 y 2010 tuvo una excedencia forzosa por ocupar cargos de responsabilidad como militante socialista.
La sección sindical se entrevistará con Ferrer para pedir que anule lo que consideran «una caza de brujas» a un «trabajador intachable».
En ello abundó Laureano Conde en su comparecencia. La dirección de UGT-A, dijo, usa la acusación como una tapadera de sus propias irregularidades. A su juicio, hace falta «una catarsis» en la central y apuntó directamente a al cúpula: «No se movía un papel sin que lo supiera Manolo Pastrana (anterior secretario general) y Fernández Sevilla». Abogó por acabar con «el sindicalismo como profesión», con gente que «lleva más de 30 años».