Servicio por Mandela en la iglesia católica Regina Mundi de Soweto, que acogió el debate político en la época en que los mítines estaban prohibidos. :: KEVIN COOMBS / REUTERS
MUNDO

Todas las creencias celebran a Mandela

El carácter ecuménico de la lucha por la integración revive en las misas y en los homenajes que sacan al país a las calles

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Ahmed Kathrada y Laloo Isu Chiba rindieron ayer un último homenaje a su compañero Nelson Mandela en una ceremonia en el Gandhi Hall de Lenasia, suburbio del Gran Johannesburgo que surgió hace más de un siglo como un enclave de población asiática dentro de Soweto. Ambos, de origen indio y fe musulmana, compartieron con el fallecido líder años de actividad clandestina contra el régimen del 'apartheid' y la misma dura reclusión en el penal de Robben Island.

El primero leía y criticaba sus reflexiones dentro de la cárcel, mientras que el segundo reducía sus notas gracias a su minúscula caligrafía para que los pequeños manuscritos pudieran salir de la prisión entre la ropa de los visitantes. La diferencia de color y fe de sus colaboradores recuerda que la lucha contra el régimen segregacionista no recayó exclusivamente en la mayoría negra y que el Congreso Nacional Africano (CNA) acogió a miembros de todas las etnias y religiones presentes en el denominado país del arcoíris.

Ayer, Sudáfrica evidenció esa comunión de todas las fes alrededor de la figura mesiánica de Madiba. El proclamado Día Nacional para la Oración y la Reflexión puso de relieve esa concurrencia y, también, la implicación de todas las creencias en el combate por la democracia. Curiosamente, la potencia austral figura entre los países con un mayor porcentaje de religiosidad, con dos terceras partes de su población adscritas a alguna confesión, aunque el ateísmo creció considerablemente en la última década.

El presidente Jacob Zuma y Winnie Madikizela-Mandela, la exesposa de Madiba, asistieron a un servicio religioso en la iglesia metodista de Bryanston, congregación a la que pertenecía el dirigente fallecido. No obstante, el funeral del día 15 se guiará por las costumbres tradicionales del clan de los Thembu, la tribu de Madiba. El carácter ecuménico de esa lucha por la integración también se manifiestó en las misas que tuvieron lugar en la catedral anglicana de Ciudad del Cabo, uno de los focos de resistencia de la lucha en el sur del país, y en el templo católico Regina Mundi de Soweto, considerado el 'parlamento' del barrio en el periodo en el que los mítines estaban prohibidos. El padre Sebastian Rossouw, celebrante en este simbólico templo, señaló que Mandela y la Iglesia «defienden los mismos valores, la paz, la unidad y la reconciliación».

Proyección universal

Las capillas de las abundantes corrientes evangelistas también proyectaron documentales de Mandela en oficios seguidos por una multitud que, a menudo, desbordaba el aforo. Tras la conclusión de las ceremonias, los fieles salieron a las calles para seguir enviando su cariño al también conocido como Tata -padre en lengua xhosa- con cantos y bailes que, posiblemente, constituirán la tónica del homenaje espontáneo de la población indígena durante los diez días de actos conmemorativos.

La presencia confirmada de unos 60 jefes de Estado o de Gobierno en las exequias destaca, por otra parte, la proyección universal del líder desaparecido. La mayoría asistirá al acto religioso de mañana en el Estadio FNB, con capacidad para 80.000 asistentes. Ante la expectación, Pretoria ha dispuesto que pueda ser seguido por pantallas en otros tres anfiteatros de la capital. La representación española correrá a cargo del príncipe Felipe de Borbón y el presidente Mariano Rajoy.

La muerte de Mandela acredita la unanimidad de la población y la clase política en torno a su figura, pero ya han surgido voces disonantes sobre la idoneidad de los presuntos herederos de su legado. El expresidente Thabo Mbeki, que lo sucedió al frente del Ejecutivo, cuestionó ayer la continuidad de sus valores en la actual clase dirigente, en una velada acusación contra Zuma, artífice de la caída y exclusión del CNA de Mbeki.

Las críticas contra el actual dirigente se centran en el uso de 15 millones de dólares de fondos públicos para su lujosa residencia privada. El escándalo 'Zumagate' lastra las posibilidades del ya candidato oficial a las próximas elecciones, una figura ampliamente cuestionada por los medios de comunicación que le achacan otros casos de presunta corrupción e, incluso, ridiculizan sus atrabiliarias opiniones sobre los más diversos asuntos. A juicio de Mbeki, «en muchos aspectos, el reto de convertir Sudáfrica en una sociedad libre, justa e igualitaria resulta más difícil que el que supuso acabar con el 'apartheid'».