La UE afronta un mes clave para superar los recelos de Berlín e impulsar la unión bancaria
El Eurogrupo y el Ecofin abordan hoy y mañana en Bruselas una cita vital para relanzar el proyecto más importante desde la creación del euro
BRUSELAS. Actualizado: GuardarDiciembre de 2013. Si no todo va bien, si todo va mal, sea cual sea el escenario que finalmente resulte, el mes ya iniciado marca un antes y un después en el futuro de la Unión Europea, en su gobernanza económica. «La unión bancaria es el proyecto más importante que tenemos entre manos desde la creación de la moneda única», asegura el vicepresidente de la Comisión y comisario de Mercado Interior, Michel Barnier, líder de un proyecto vital para países como España pero que avanza a trompicones porque la directora de orquesta, Angela Merkel, sigue sin verlo claro.
La historia vuelve a repetirse. Qué mejor manera de solucionar los problemas que esperando a los minutos finales del partido, cuando la tensión es máxima y el precipicio obliga, urge a actuar. Así es Bruselas y así es el desesperante diapasón que ha marcado el compás europeo a lo largo de la Gran Depresión. Nada se prevé, casi todo se improvisa. «Es lo que tiene poner a 28 socios en común, no es sencillo», justifican fuentes comunitarias. Un ritmo de reacción lento, tedioso, que ha llegado a exasperar al propio Rajoy, el hombre tranquilo, en lo relativo, por ejemplo, al programa de financiación del BEI a pymes, otro asunto esencial para la economía española.
Ahora, lo que toca es la 'operación unión bancaria', la columna vertebral de la gobernanza económica del continente. El asunto se ha abordado de forma insistente en cada Eurogrupo -ministros de Finanzas de la moneda única-, en cada Ecofin -mismos protagonistas pero de los Veintiocho-, en cada cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE (Consejo Europeo)... E incluso en citas privadas al más alto nivel como la celebrada el viernes en Berlín.
La misma sensación de 'déjà vu' siempre domina los encuentros. «Instamos a los estados que se alcance una solución antes de que finalice el año», reiteran. Mismo debate, ningún resultado. Posponer, posponer, posponer... Una estrategia basada en ganar tiempo que ya no da más de sí. Diciembre de 2013. O se alcanza un acuerdo sólido o el proyecto podría quedar herido de muerte.
Esta suerte de ultimátum presidirá la reunión que hoy celebrará en Bruselas el Eurogrupo, y mañana el Ecofin. Una cita clave para cerrar el «acuerdo político» pactado por los líderes en anteriores citas y que deberá ser rubricado por Merkel, Hollande, Cameron, Letta o Rajoy en la siempre esperada cumbre del 19 y 20 de diciembre, la que cierra el año, la que certifica el grado de compromiso que hay en la UE. Las diferencias son tales que no se descarta que haya un Ecofin extraordinario el 18 de diciembre.
«Lo importante es avanzar»
La unión bancaria, ese intento de hacer de Europa un todo más sólido y solvente a ojos de los mercados -es clave para que las pymes de España, por ejemplo, no paguen más intereses que sus competidoras- echó a andar hace ya unos meses con la creación del Mecanismo Único de Supervisión (MUS) en el seno de un cada vez más poderoso Banco Central Europeo. A partir de noviembre de 2014, una vez se conozcan los resultados del tercer test de estrés al que el BCE someterá a los 128 grandes bancos de la Eurozona -16 de ellos españoles-, el organismo con sede en Fráncfort y presidido por Mario Draghi tomará las riendas del control financiero de los 18 países que en 2014 formarán parte de la moneda única -se incorpora Letonia-. En noviembre del próximo año, el BCE vigilará el 85% de un sector esencial que ha puesto contra las cuerdas la solvencia de países como España.
Primer obstáculo superado. El problema, sin embargo, empieza aquí, a la hora de encajar la segunda y tercera pieza del complejo puzzle. Ahora, la batalla se basa en definir el llamado Mecanismo Único de Resolución (MUR), el organismo supraestatal que tendrá capacidad para apretar el botón rojo con el que se podrá cerrar una entidad que no sea viable.
El comisario Barnier propuso que el MUR se integrara dentro de la estructura de la Comisión, pero eso de que alguien ajeno a ti pueda decidir sobre lo tuyo no va con Alemania, que vetó la propuesta estableciendo un nuevo punto de partida en la negociación. Berlín dice que hay que cambiar los tratados, algo que demoraría 'sine die' el proceso y que tanto el Ejecutivo comunitario como el BCE aseguran que no es necesario.
El Gabinete de Mariano Rajoy, vista la cerrazón de Merkel, se subió al carro de las «dudas razonables» de los tratados y abogó por lo que se llama una vía intermedia en la que el peso del MUR recaiga por ahora en los socios, en entes 'ad hoc' bajo el control del Ecofin a la espera de modificaciones legislativas. «Lo importante es avanzar, que no nos quedemos en terreno de nadie», defiende el ministro de Economía, Luis de Guindos.
Presión de Mario Draghi
Berlín ya ganó el primer pulso a Bruselas al lograr que sus cajas regionales, muy tocadas, quedasen fuera del inminente test de estrés del BCE. Está por ver, sin embargo, que gane la batalla final, puesto que Francia, Italia y España están decididas a impulsar un proyecto clave para sus maltrechas economías.
Por si fuera poco, y en paralelo, la UE debe levantar el tercer y último pilar de la unión bancaria: la creación de un fondo único que sirva de colchón para garantizar los depósitos de los clientes. Algo que todavía se ve muy lejos por los mandatarios comunitarios, enfrascados en una carrera contrarreloj para intentar que el MUR se apruebe en el Europarlamento antes de que la Cámara se disuelva en mayo por la celebración de las elecciones europeas del día 25.
De momento, sí parece existir un acuerdo de máximos sobre cómo hacer el reparto de cargas cuando un banco sea rescatado o incluso cerrado. En primer lugar, se buscarán los capitales necesarios en el mercado; luego, se optará por las quitas a bonistas junior y preferentistas, y sólo a partir de aquí habría dinero público. Primero, a través de cortafuegos nacionales ('backstops') y en «ultimísimo lugar», vía Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), «una fórmula a la española».
El problema es que el MEDE sólo dispone de 50.000 millones, 'migajas' para levantar el dique de contención que exige el BCE antes de someter a la banca a las nuevas pruebas de resistencia. No se esperan sorpresas desagradables, pero Mario Draghi ha advertido de que el salvavidas debe estar listo para evitar que los mercados vuelvan a la carga. Es el momento de la política. Diciembre de 2013. Para bien o para mal.
bancos, que suman el 85% del peso del sector de la Eurozona, estarán bajo la vigilancia del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), en manos del BCE.
millones es el dinero con el que cuenta el MEDE, el Mecanismo Europeo de Estabilidad, último dique de contención en caso de tener que rescatar a entidades con dinero público. Una cuantía insuficiente.