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«No pedimos gran cosa, sólo queremos vivir en un país normal»

KIEV. Actualizado: Guardar
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Antonina Nikólskaya, de 66 años de edad, nació y vive en Lvov, en el extremo occidental de Ucrania. Está viuda, jubilada y trabajó toda su vida en una fábrica de electrónica. Tiene dos hijas, Anna y Valia, y se siente muy orgullosa de ellas. «Mis hijas han estudiado en Suiza, Canadá y Estados Unidos. Se han labrado un futuro y estoy muy contenta por ello».

Su hermana, Evguenia, reside en Kiev y, cuando comenzó la actual oleada de protestas contra el presidente Víctor Yanukóvich, no se lo pensó dos veces y decidió trasladarse a la capital para unirse a los manifestantes. Después se sumó a ellas su hija Anna, que tiene 26 años. Las tres, y el novio de la joven, acuden cada día a la plaza de la Independencia -donde se encuentran acampados los opositores desde hace días- para exigir que el Gobierno rectifique y firme el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea.

Antonina tuvo que someterse recientemente a una operación en Austria. «Descubrí que aquello es otro mundo, el trato y las atenciones que te dispensan, el orden y la limpieza en las calles», recuerda. «Me quedé sorprendida y creo que ese es el modelo al que nuestro país debe aspirar», afirma convencida. Según la opinión de esta jubilada, «no pedimos gran cosa, simplemente queremos vivir en un país normal».