Atapuerca guarda el ADN más antiguo
El genoma de un individuo que vivió hace 400.000 años revela un parentesco inesperado con humanos de Siberia
MADRID. Actualizado: GuardarLa ciencia depara sorpresas. Un humano que vivió hace 400.000 años en la actual península Ibérica ha descolocado a los científicos y ha puesto del revés lo que se tenía por certeza inamovible sobre la evolución humana. Resulta que el análisis de apenas dos gramos de un fémur, enterrado en la Sima de los Huesos del yacimiento de Atapuerca (Burgos), revela que su ADN está relacionado con los denisovanos, un nuevo grupo de humanos descubierto hace tres años gracias de un par de dientes y un pequeñísimo hueso del dedo meñique que aparecieron en una cueva de Siberia. El genoma corresponde al fósil humano más antiguo en el que se han podido hallar restos de ADN.
El descubrimiento es obra de un equipo de paleontólogos de Atapuerca y el grupo de Matthias Meyer del Instituto Max Planck de Alemania, que representa la mayor autoridad mundial en descifrar ADN antiguo. Los expertos han logrado obtener la secuencia casi completa de los genes, lo que evidencia que los individuos de Atapuerca están emparentados no con los neandertales, como era lo previsible, sino con una remota población que se afincaba en los montes de Altai, en Siberia.
El estudio, publicado en la revista Nature, obliga a retrasar la más antigua secuencia genética humana en más de 200.000 años. Por ahora únicamente se había descifrado un ADN tan antiguo en animales, concretamente el de un caballo que data de 700.000 años atrás. Estaba conservado en Canadá, en la capa de hielo permanente que cubre las regiones muy frías.
El hallazgo plantea muchos interrogantes. ¿Cómo es posible que el ADN más arcaico leído hasta ahora tenga similitudes inequívocas con los denisovanos, cuyos restos se encontraron a miles de kilómetros de Atapuerca? Para dar con una explicación coherente se manejan cuatro hipótesis. El estudio, que pone todo «patas arriba», según el paleontólogo Ignacio Martínez, induce a pensar que los humanos que hace 400.000 años poblaron Atapuerca tuvieron un ancestro común con los denisovanos, y que ese antepasado carecía de cualquier tipo de relación con los neandertales. Una segunda suposición trabaja con la idea de que los humanos de la Sima estén íntimamente relacionados con los ancestros tanto de neandertales como de denisovanos. Es la hipótesis preferida por Matthias Meyer, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.
Tercer escenario
Otro de los coautores del trabajo, el paleoantropólogo José María Bermúdez de Castro, anticipa un tercer escenario. A su modo de ver, el Homo antecessor, una especie humana de 900.000 años también hallada en Atapuerca, a un kilómetro de la Sima de los Huesos, podría haber transmitido su ADN mitocondrial a los denisovanos.
La cuarta idea plantea que el flujo de genes de otra población trasladara el ADN mitocondrial a los denisovanos y a la Sima de los huesos o a sus ancestros. En ese supuesto, más de un linaje evolutivo humano estaría presente en Europa hace unos 400.000 años.
Con todo, no se pueden extraer conclusiones precipitadas. El ADN logrado conseguido es el que se hereda de la madre, con lo cual solo se sabe una parte de la historia.
El equipo de Matthias Meyer ya había secuenciado, hace muy poco tiempo, el genoma completo de un oso precedente del mismo yacimiento y encontrado junto a los fósiles humanos. Para ello fue preciso desarrollar nuevas técnicas analíticas, debido a la intensa degradación del material genético. Los investigadores compararon a continuación el genoma extraído del fémur de la Sima de los Huesos con el de las especies más cercanas, tanto vivas -concretamente humanos actuales y grandes simios-, como fósiles: neandertales y denisovanos.
Los científicos estimaron que la edad aproximada para el fósil de la Sima de los Huesos era de unos 400.000 años, muy parecida a la calculada con el mismo procedimiento para el oso, que se pensó que habitó en la sierra de Atapuerca hace 430.000 años. «Extraer ADN humano de 400.000 años es una revolución», aseguró el director científico del Museo de la Evolución Humana de Burgos, Juan Luis Arsuaga.