ESTALLÓ LA GUERRA
Actualizado: GuardarLa guerra aún no ha acabado. No ha hecho más que comenzar. La brutal contienda entre Sinergy y Antonio Muñoz, reforzado por la presencia de Quique Pina en una acción conjunta, se libra desde este esperpéntico martes en los juzgados, con el club como territorio a conquistar y el cadismo como población civil. Durante los últimos meses se ha gestado este 'golpe de estado' con una lucha sucia mientras el aficionado asistía a esta guerra fría con la incertidumbre que manifiesta la ignorancia.
Y en esta primera batalla relámpago (emulando la famosa 'Blitzkrieg') cordobés y murciano han vencido por aplastamiento. Sin piedad, devastando, arrasando, destruyendo de raíz todos los pasos de los italianos. No hubo acuerdo desesperado con Muñoz, no se convenció a los administradores (que demandan su suspensión), no se frenó la subasta. Ahora quedan en el patíbulo a la espera de que el juez dicte sentencia, con el temor de que les arrebatarán el poder desde fuera y desde dentro (hace tiempo llevan denunciando que tienen al 'enemigo' en casa), dilatando la pugna en el tiempo y confiando en que la Justicia les dé la razón. Y haga eso, justicia.
Quizás no tengan razón, o quizás sí. Es evidente que en el accionariado del Cádiz y en ese proceso de compraventa hay 'cosas raras'. Primero Mateo, luego Baldasano, ahora Sinergy... han sido demasiadas víctimas ¿Irregularidades? Eso lo determinará el juez. Es un duelo entre dos partes privadas e interesadas, con un tercero 'de buena fe', aunque suene a risa.
Pero donde se equivocaron los italianos fue con los incumplimientos económicos con el club, con el Cádiz, lo que duele de verdad. Denuncian a Muñoz tras el 'Pacto de Antequera' pero los concursales ya señalaban los problemas de pago desde el 30 de junio. Muchos días, semanas, meses, a trancas y barrancas, sin cumplir. Si hubieran fructificado todas esas buenas palabras en inversiones en la entidad la historia habría resultado distinta. Pero el dinero nunca llegó.