Shekau, líder de Boko Haram :: AFP
MUNDO

Fulgurante auge de la actividad yihadista en Nigeria

El último ataque revela que Boko Haram es la fuerza islamista más poderosa del continente y amenaza a la segunda potencia africana

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La credibilidad del Gobierno de Goodluck Jonathan nunca se había encontrado tan entredicho. Los relatos de los testigos y los múltiples daños materiales por el ataque masivo perpetrado el lunes por Boko Haram en la ciudad de Maiduguri desacreditan la versión oficial, que tan sólo reconoce dos militares heridos e, incluso, se atribuye la muerte de 24 asaltantes. Los medios locales apuntan a la mayor masacre de soldados, agentes de seguridad y familiares desde que, hace cuatro años, la milicia islamista inició sus actividades armadas. En tan breve periodo, los yihadistas nigerianos se han convertido en la fuerza islamista más poderosa e inquietante del continente por su probada capacidad para poner en jaque a la segunda potencia africana.

Los corresponsales han constatado la destrucción sistemática de los barracones del 33 Batallón y la devastación provocada en una base área y el cuartel general de la Policía de Bulunkutu, acciones que también provocaron estragos en viviendas y estaciones de servicio aledañas. Las informaciones también hablan de la ejecución sumaria de los soldados apostados en los 'checkpoints' que controlan el tráfico de la capital de Borno, una metrópoli de 1,2 millones de habitantes considerada la novena más importante del país.

El asalto a Maiduguri es la mayor acción armada desde que, en mayo, el régimen impuso el Estado de emergencia en lo estados de Borno, Yobe y Adamawa. El régimen incomunicó la zona y envió tropas contra los insurgentes, lo que evidenció que los antiguos terroristas se habían convertido en una guerrilla con grandes efectivos y poder territorial. La internacionalización del conflicto también se constata por sus vínculos con Al-Qaida del Magreb Islámico, las incursiones en Camerún y los campamentos de refugiados en Níger, que alberga a más de 40.000 civiles huidos de los combates.

La rápida expansión de la milicia radical ya ha alertado a la comunidad internacional y EE UU la acaba de incluir en su lista de organizaciones terroristas. Aunque la denominación oficial es Congregación del Pueblo de la Tradición para el Proselitismo y la Yihad, es comúnmente conocida como Boko Haram, que quiere decir 'la educación occidental está prohibida' en lengua hausa.

Las circunstancias sociales y económicas del territorio, semidesértico, explican la intensificación de la lucha. La zona más castigada por los combates se corresponde con la región saheliana de Nigeria, la más pobre y olvidada de una potencia con enormes desequilibrios en la distribución de sus recursos y graves lacras en su gestión. El país está considerado el vigesimoquinto más corrupto del planeta y el restablecimiento de la democracia formal, en 2000, estuvo lastrado por la concesión de grandes prebendas a las comunidades septentrionales, como la imposición de la 'sharía' en los Estados de mayoría islámica.

Expansión entre la miseria

Aunque pugnan por controlar la Administración, las elites cristianas y musulmanas se han repartido de facto los beneficios de la explotación del petróleo, que no revierten en la mayoría de la población. Más del 60% vive por debajo del índice de pobreza. La expansión de Boko Haram se ha beneficiado de esa miseria y la marginación de niños y jóvenes sin acceso a una educación laica y formal, y cuya única formación proviene del adoctrinamiento en escuelas coránicas. Según los analistas, la guerrilla ha engrosado sus filas con muchachos desempleados como si se tratara de mercenarios profesionales.

La clase política local, vinculada al partido All Nigeria' People Party, ha demostrado una laxitud ante un fenómeno de raíz salafista ajeno a la tradición local, cercana a la corriente suní maliquí, mucho más moderada. La expansión de los islamistas ocurrió fundamentalmente durante el Gobierno provincial de Ali Modu Sheriff, político y hombre de negocios que responde al perfil de la oligarquía local, clientelista y opulenta. Sheriff, actual senador, posee la mayor flota de jets privados del país.