Miguel Ricart quiere fijar su residencia en Córdoba

Miguel Ricart cumplió ayer su quinto día en libertad. Tras su viaje a Linares, su posterior marcha a un hotel en Madrid y más tarde a una pensión, ahora ha decidido asentarse en Córdoba. El asesino de las niñas de Alcàsser es uno de los pocos delincuentes excarcelados tras la derogación de la doctrina Parot que no comunicó un domicilio tras su salida de la penitenciaría de Ciudad Real. Un requisito que cumplen la mayoría de los internos.

El subdelegado del Gobierno en Córdoba, Juan José Primo Jurado, no quiso profundizar en detalles acerca de por qué Ricart residirá en la ciudad y se limitó a un escueto: «Hay personas que quieren traerlo». Al parecer, el expresidiario va a contar con la ayuda de un grupo de religiosos que le ayudaría en su nueva vida. En cualquier caso no será bien recibido. De hecho, el subdelegado ya lamentó ayer que «una persona así venga a esta ciudad». De cualquier modo, el responsable gubernamental aseguró que se iban a extremar «las medidas de vigilancia y custodia».

La figura de Ricart sigue despertando alarma en la sociedad. Además del recuerdo del brutal crimen de las tres menores, su estancia en la cárcel no ha cumplido, según los informes, su función de reinserción.

El secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste, considera que el riesgo de reincidencia de Ricart es «elevado». Aun así Yuste no sitúa a Ricart como el interno más peligroso de los que hasta la fecha han salido de las prisiones por el fin de la doctrina Parot. «Hay otro tipo de asesinos y violadores que han reincidido ya». El dirigente apuntó en concreto al asesino de Olga Sangrador.