En la foto superior, el cierre de la prenda; en las de la derecha, dos ejemplos de la resistencia del culote. :: R. C.
Sociedad

Protección textil

Dos emprendedoras neoyorquinas consiguen la financiación necesaria para elaborar una gama de ropa para evitar violaciones

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No quiere ser la solución para una lacra social. Solo un escudo donde las mujeres se sientan más seguras. Pero el proyecto de crear una línea de ropa antiviolación ha provocado tantas voces a favor como comentarios en contra por estigmatizar a las mujeres. La idea nació de dos neoyorquinas, Ruth y Yavel, que han querido ofrecer a las mujeres «la mejor protección contra los intentos de violación», según reza la documentación de su empresa AR Wear (Anti Rate Wear o Ropa Anti Violación) y de dos intentos de violación.

Los sufrió Ruth. El primero, cuando tenía 18 años. Su agresor oyó unos ruidos y huyó. La segunda ocasión, pasada la veintena, se salvó de milagro. El violador la agarró con una mano de la garganta y con la otra logró bajarle los vaqueros. «Empecé a gritar y algo hizo que él huyera», recordó la misteriosa empresaria (ninguna de las dos han querido desvelar su apellido) en el periódico inglés The Guardian. Esa sensación de desnudez, según Ruth, es lo que le llevó a plantearse este proyecto textil, que va a salir adelante gracias a las aportaciones de pequeños accionistas de 'crowfounding' a través del portal Indiegogo. Necesitaban 50.000 dólares y durante la campaña (que duró desde el 13 de octubre hasta el 22 de noviembre) han conseguido 54.924 dólares.

Una cantidad suficiente para desarrollar los prototipos que han presentado en esta web: un culote, un pantalón para correr y otro más de vestir. Tienen «estructura reforzada con forma de esqueleto» en la zona pélvica y una cintura fabricada de un material que no se puede cortar o romper. En los muslos también están colocadas dos correas que se ajustan a las piernas, mientras que un cierre en la cintura -con 132 posiciones posibles- impide que la prenda se deslice e imposibilita, de esta manera, las violaciones. Además de buscar la protección, el proyecto de las dos neoyorquinas incide en la comodidad y «el estilo.

Pero esta iniciativa ha venido acompañada de polémicas y de preguntas en las redes sociales y en columnas de opinión de los sectores feministas. Una de las voces más conocidas en Estados Unidos, Louise Pennington, criticó en su blog esta idea. «Es una manera más de culpar a las mujeres que son violadas en lugar de hacer frente a la epidemia de violencia masculina», apuntó en una de las últimas entradas de su bitácora. También ha sido criticado el vídeo de la promoción, ya que no refleja la realidad de las violaciones. En el montaje, se aborda la violación por parte de extraños. Sin embargo, la realidad es que siete de cada diez casos de abuso sexual, en Estados Unidos y Canadá, lo realiza alguien conocido y en ocho de cada diez ocasiones se perpetra en la casa de la víctima. Desde la empresa, en cambio, se señala que esta prenda no va a evitar las violaciones. Solo la justicia y «la educación» de toda la sociedad podrán eliminar esta lacra y que AR Wear es solo una herramienta.