El SPD vende a sus bases la letra pequeña
Los socialdemócratas se esforzarán hasta el día 12 en convencer a la militancia de que dé la definitiva luz verde al Gobierno con Merkel
BERLÍN. Actualizado: GuardarCon una campaña de seducción y marcado optimismo, la cúpula del Partido Socialdemócrata (SPD) se ha lanzado a convencer a sus escépticas bases de los beneficios del acuerdo para la gran coalición de Gobierno en Alemania, suscrito el miércoles con los conservadores de la Unión a las órdenes de la canciller federal, Angela Merkel. Su presidente, Sigmar Gabriel; la secretaria general, Andrea Nahles, y otros destacados líderes del todavía principal partido de la oposición, entre ellos la influyente presidenta del Ejecutivo de Renania del Norte-Westfalia, Hannelore Kraft, tienen intención de visitar una por una las más de 140 circunscripciones del SPD en el país para promocionar la nueva alianza gubernamental.
El esfuerzo es necesario ya que los 470.000 afliados tienen la última palabra para que ese acuerdo de coalición, un texto de 185 folios, pueda entrar en vigor. En una votación que se llevará a cabo por correo hasta el día 12 y cuyo resultado se conocerá el 14, las bases deben decidir si ese matrimonio político puede consumarse o si el esfuerzo negociador de más de un mes con los conservadores fue vano. La dirección del partido considera que, tras el éxito del diálogo, en el que el SPD entiende que impuso la práctica totalidad de sus exigencias, el ambiente ha cambiado en las bases.
Éstas rechazaron al principio una reedición de la 'gran coalición' de la primera legislatura de Merkel (2005-2009), que condujo a una catástrofe electoral para el SPD. En las elecciones de 2009 los socialdemócratas registraron el peor resultado de su historia al caer hasta un 23% de votos. Los afiliados echaron entonces la culpa a los años de Gobierno conjunto con la canciller y muchos temen que una nueva alianza conduzca en cuatro años a otra catástrofe electoral.
«Aprecian los logros»
Sin embargo, y después de que Gabriel y su equipo consiguieran incluir en el acuerdo objetivos socialdemócratas como el salario mínimo, la doble ciudadanía y mejoras de las pensiones, las voces disonantes han disminuido apreciablemente. Son pocos los que critican ahora abiertamente una reedición de la aparentemente peligrosa entente, y quienes lo hacen se quejan de detalles mínimos. Como el presidente de la comunidad de trabajo para cuestiones laborales del SPD, Klaus Barthel, quien comentó que su partido impuso los títulos en el acuerdo, pero que la letra pequeña la escribieron los conservadores.
O el secretario general del SPD en el estado federado de Hesse, Michael Roth, quien criticó el secretismo sobre la composición del futuro Gabinete ministerial, que Gabriel y su equipo negociador, así como Merkel y sus conservadores, no revelarán hasta conocerse el resultado de la votación para que los afiliados se concentren más en el contenido del acuerdo que en los cargos que asumirán sus correligionarios en el nuevo Gobierno.
Roth reconoció que «lo importante en la consulta a los afiliados son naturalmente los contenidos, pero no menos importante es saber qué carteras asumirá el SPD» en el Gabinete, ya que no es lo mismo si los socialdemócratas se llevan el Ministerio de Trabajo que si es adjudicado a los conservadores. Pero la mayoría de sus compañeros considera que el ambiente ha dado un vuelco. Como la secretaria general del SPD en Baviera, Natascha Kohnen, quien apunta, tras consultar a los suyos, que «el péndulo apunta hacia la aprobación», después de que «muchos aprecien ahora los logros» de su dirección en las negociaciones.
A quienes preocupa el resultado de las negociaciones es a los Cinco Sabios, el grupo de profesores que asesoran al Gobierno de Berlín en materia económica. Su presidente, Cristoph Schmidt, advierte de que el acuerdo de coalición contempla gastos que no tienen cobertura. La nueva pensión por maternidad, la renta solidaria para los pensionistas con ingresos bajos y la jubilación a los 63 años para quienes hayan cotizado 45 años, explica, son impagables con los presupuestos calculados para la legislatura.