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Los socios esperan confiados la consulta a las bases del SPD
Merkel destaca que el acuerdo mantiene la presión fiscal y los socialdemócratas venden el salario mínimo
BERLÍN. Actualizado: GuardarNo es un matrimonio por amor, aunque sí por conveniencia y, sobre todo, por responsabilidad nacional. Eso admiten la canciller federal y líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Angela Merkel; el jefe de la Unión Socialcristiana (CSU) y primer ministro de Baviera, Horst Seehofer, y el presidente del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), Sigmar Gabriel, quienes coincidieron en subrayar ayer su satisfacción por haber llevado a buen puerto las negociaciones para una 'gran coalición' para gobernar Alemania los próximos cuatro años.
Los tres aseguraron haber conseguido trasladar al acuerdo los objetivos que cada formación perseguía al iniciarse las conversaciones, hace ya cuatro semanas. Después de dos jornadas de negociaciones maratonianas y 17 horas ininterrumpidas de agotadora reunión final en la Willy Brandt Haus, la sede del SPD, a las cinco de la madrugada se anunciaba el acuerdo y, tras un breve pero al parecer reparador sueño, Merkel, Seehofer y Gabriel firmaban el documento en la cúpula del Reichstag y comparecían ante la prensa en un ambiente de franca armonía para explicar los detalles de su nueva boda, reedición de la primera legislatura de Merkel entre 2005 y 2009.
«Formamos una 'gran coalición' para abordar los grandes retos: finanzas sólidas, bienestar sólido y seguridad social», dijo una visiblemente aliviada Merkel, quien reconoció que el acuerdo «ha tardado un poco». La canciller destacó que su partido ha conseguido cumplir con los objetivos centrales de su programa electoral, entre ellos la promesa de evitar la subida de impuestos. Añadió que el cambio energético, centrado en el fomento de las fuentes renovables tras la irrevocable decisión de acabar con la energía nuclear, será uno de los objetivos prioritarios del nuevo Ejecutivo, que tratará de armonizar su coste financiero y la ecología.
«Contamos con buenas oportunidades para poder decir a la gente en 2017 que les va a ir mejor que ahora», dijo Merkel, quien rechazó las críticas surgidas al conocerse que el gasto previsto se verá incrementado en los próximos cuatros años en 23.000 millones para satisfacer las demandas de conservadores y socialdemócratas. «Lo calculamos todo minuciosamente y lo adaptamos a las posibilidades reales», aseguró la canciller, quien subrayó que «al final tuvimos que tachar mucho mas de lo que habríamos deseado gastar».
No menos satisfecho del resultado se mostró el líder socialdemócrata, quien subrayó que «la 'gran coalición' ha redactado un acuerdo para la gente de a pie». Gabriel destacó como logros para su formación la introducción del salario mínimo o la doble nacionalidad. Incluso el conservador bávaro Seehofer elogió el pacto alcanzado y sorprendió a propios y extraños cuando aseguró que quería la 'gran coalición' «desde el principio». También Seehofer presumió de haberse llevado el gato al agua al conseguir que el documento incluya la creación de un peaje para los vehículos extranjeros que circulen por autopistas alemanas, gratuitas, sin límite de velocidad y con el mayor kilometraje del continente.
El documento final, de 185 páginas, es el más largo de la historia del país, pero mantiene por ahora en blanco, por no decir en secreto, uno de los capítulos más importantes, el referido a la definición de los ministerios y el reparto de carteras. Preguntada por su contenido, Merkel se limitó a comentar: «Tengan por seguro que los presidentes de los partidos nos hemos ocupado de ello». Ni una palabra más.
Evitar nuevas elecciones
El secreto se guardará, a no ser que alguien se vaya de la lengua, hasta que los 470.000 afiliados del SPD voten en una inédita consulta interna si aprueban el matrimoniosin objeciones. Son las bases socialdemócratas las que tendrán la última palabra para cumplir así con la promesa de que serían consultadas, que Gabriel ofreció antes de iniciar las negociaciones. La consulta, en la que debe participar al menos el 20% de los afiliados al SPD para que sea válida, se llevará a cabo por correo y durará dos semanas.
«Los afiliados estarán orgullosos de lo que hemos alcanzado en este acuerdo de coalición para la gente en Alemania. Obtendremos una amplia mayoría», dijo su presidente, con la seguridad de quien está convencido de ganar esa consulta, mientras Merkel se mostró más tranquila aún y sin prisa alguna al preguntar: «¿Por qué no voy a esperar dos semanas?».
El anuncio de la consulta a las bases ha generado en el SPD un sensible aumento del número de seguidores con carné, con 2.500 nuevos afiliados en las últimas semanas, según comentó Sigmar Gabriel, quien sabe que su futuro al frente de la socialdemocracia alemana y el de quienes le han acompañado en las negociaciones depende en gran medida de lo que decidan sus correligionarios.
Un voto de rechazo de las bases forzaría su dimisión de la presidencia del SPD y la de sus compañeros de directiva, conduciría inevitablemente a la mayor crisis de la formación política que acaba de cumplir 150 años de historia y llevaría, en una eventual repetición de los comicios, a una catástrofe electoral. Los analistas advierten de que si las bases del SPD rechazan el acuerdo de coalición, será el partido el culpable de que no haya Gobierno y, consecuentemente, el electorado lo castigaría en unas nuevas elecciones.