Silvio Berlusconi, ayer, en la concentración de sus partidarios a las puertas de su casa romana. :: GUIDO MONTANI / EFE
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Berlusconi, expulsado 6 años del Parlamento

El Senado aprueba retirarle el escaño tras su condena por fraude fiscal y pone fin a dos décadas de turbulenta vida política del magnate

ROMA. Actualizado: Guardar
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La política italiana echó ayer a Silvio Berlusconi con un anticuerpo legal, una norma anticorrupción aprobada recientemente, también por su partido, que impide ser parlamentario a los condenados por delitos graves. Como él, condenado en firme el pasado mes de agosto a cuatro años de cárcel por una «colosal» evasión fiscal con un sofisticado sistema de fraude montado en su empresa para la compra de derechos televisivos. La ley prevé la retirada «inmediata» del escaño, pero han pasado cuatro meses con tretas y maniobras de demora en el Senado. El líder de la derecha y primer ministro durante ocho años ha intentado burlar también esta norma, pero al final llegó su hora. A las 17.43 horas de ayer, con la mayoría de votos del Partido Demócrata (PD) del primer ministro Enrico Letta, de la izquierda, de la formación de centro de Mario Monti y del movimiento de Beppe Grillo, fueron rechazados nueve órdenes del día que pretendían salvarle y el presidente del Senado anunció que Berlusconi quedaba fuera de la Cámara.

El magnate pasará seis años inhabilitado para presentarse a las elecciones y ser primer ministro. Para entonces tendrá 83 años. Por supuesto, dice adiós a su sueño de ser presidente de la República. Es un caso inédito en la política occidental, porque siendo un delincuente -que en siete ocasiones se ha librado de la condena por prescripción del delito- han tenido que expulsarle, no siente la menor tentación de desaparecer de la escena pública.

Él no estaba allí, porque habría sido aún más humillante para él ver cómo los ujieres le acompañaban a la salida, y de todas maneras es que no va nunca. Esta legislatura sólo fue una vez. Desdeña las instituciones, desprecia los tribunales y no reconoce la sentencia que le ha condenado. Ayer insistió en que esto es «un golpe de Estado». Han pasado justo 20 años desde que un 23 de noviembre de 1993, inaugurando un supermercado, hizo su primera declaración política y dejó claro que iba a lanzarse al ruedo. Con su grupo empresarial al borde de la quiebra, sus protectores políticos a punto de ir a la cárcel y él mismo amenazado por las investigaciones contra la corrupción entró en política para salvarse. Le ha salido divinamente durante veinte años, hasta ayer.

Berlusconi seguirá en la política: está en pie de guerra más envenenado y antisistema que nunca, lidera su partido Forza Italia, recién resucitado, hará campaña y dirigirá a los suyos sin estar en el Parlamento. Pero ha perdido lo más precioso que le ha dado la política, además del poder para manipular la ley a su favor y fabricarse normas para bloquear sus procesos, unas 38: ha perdido la inmunidad parlamentaria. Desde ayer Berlusconi es un ciudadano como los demás y un juez puede ordenar su arresto cautelar y someterle a registros o escuchas telefónicas. Acabar con las esposas es su principal pesadilla.

Los jueces pueden actuar dentro de alguno de los procesos que el magnate tiene abiertos, que son tres: el 'caso Ruby', donde ya ha sido condenado a siete años en primer grado por abuso de poder y prostitución de menores; la compra de senadores en 2006, aún en sus inicios; y la corrupción de testigos en la investigación de Bari de las prostitutas que iban a su casa de Roma. Se debe sumar un cuarto dado por hecho, la próxima semana se puede abrir un nuevo filón del 'caso Ruby', llamado 'Ruby tres', por otro soborno de 32 testigos que habrían mentido a su favor en el juicio. Es una acusación con una pena de hasta ocho años. La novedad es que todos estos juicios ahora podrán discurrir normalmente, pues Berlusconi no podrá hacer nada para pararlos.

De luto

El futuro de Berlusconi es negro, pero no por el «día de luto de la democracia» que él y su partido proclamaban ayer. Las senadoras de su formación, de hecho, se presentaron vestidas de luto. En 2014 deberá cumplir nueve meses -los cuatro años de condena se quedan en eso gracias a un indulto- de arresto domiciliario o trabajos de voluntariado social, dependerá de los jueces. Pero su libertad de movimientos puede verse seriamente limitada. Por cierto, su condena le hará perder en breve el título de Cavaliere del Lavoro, otorgado en 1977. Ya no será 'Il Cavaliere', sino el 'exCavaliere'.

Su situación se puede agravar ya incluso en 2014 si el juicio del 'caso Ruby' llega a la sentencia definitiva de tercera instancia. Si el Supremo confirma la condena, perderá el regalo del indulto por reincidente y su pena de nueve meses volvería a ser de cuatro años.