ESPAÑA

Rajoy se enroca en el silencio ante la sospecha de Ruz de la contabilidad B

El presidente del Gobierno cubre las críticas de la oposición bajo un manto de optimismo economico

MADRID. Actualizado: Guardar
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Ni en el Congreso ni fuera de él. Ni con indicios firmes ni sin ellos. Mariano Rajoy sigue considerando innecesario ofrecer más explicaciones sobre el modo en el que se han administrado las finanzas de su partido durante décadas, incluso ahora que el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz ha dejado claras sus sospechas firmes de que existieron irregularidades. Y lo dejó claro tanto en la Cámara baja como en su intervención pública tras la XXIII Cumbre Hispano-Francesa que ayer tuvo lugar en el palacio de la Moncloa junto al presidente François Hollande y seis ministros de cada país.

«Poco tengo que decir salvo que respeto y acato lo que tengan que decir los tribunales». Esa fue su lacónica respuesta a las preguntas de los informadores y no salió de ahí. Pero en la sesión de control al Gobierno su silencio fue aún más evidente. El presidente del Gobierno llegó a ignorar por completo la exigencia de una aclaración «veraz» de las cuentas del PP realizada por el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, en medio de una intervención, cierto es, que según versaba en el orden del día iba a tratar en principio sobre la evolución de los salarios en España.

Esa ha venido siendo su estrategia en todo momento, con la excepción del pasado verano cuando las filtraciones del extesorero del PP ya encarcelado, la presión de la oposición, la amenaza de una moción de censura y el eco que había alcanzado el asunto en la prensa internacional le forzaron a comparecer ante el Congreso un 1 de agosto para ofrecer su versión del 'caso Bárcenas'. El jefe del Ejecutivo cree que aquello salió bien y ha vuelto a su habitual recurso de no decir nada y dejar que el tiempo y el olvido lo curen todo. En su entorno se muestran convencidos, de hecho, de que el escándalo acabará por diluirse más pronto que tarde y que todo acabará en un delito fiscal para quien durante años gestionó las cuentas de la formación que él preside y sin castigo para los dirigentes del partido.

Recuperación electoral

Rajoy quiere que se hable de economía. Quiere vender optimismo tras dos años de malas noticias, recortes y sacrificos y a las puertas de un nuevo ciclo electoral que comenzará con las europeas del próximo 25 de mayo, seguirá con las autonómicas y municipales de 2015 y concluirá con las generales a finales de ese mismo año o a principios de 2016 en caso de que optara por llevar al límite los plazos. Ahora que empiezan a apreciarse indicios de una cierta, aunque débil, recuperación pretende revertir el desgaste que reflejan las encuestas. Y ayer dio muestras probadas de ellos. Incluso en exceso.

Solo se salió del guión económico tras la cumbre bilateral para responder a una pregunta sobre el referéndum de Escocia y sus efectos en Cataluña. Rajoy apuntó que los procesos independentistas suelen ser «aventuras en solitario de futuro muy incierto» porque el punto de partida «a lo mejor puede parecer claro, pero el punto de llegada es desconocido».

A su lado, Hollande, más cauto, apuntó que el reto soberanista planteado desde Cataluña es un asunto interno del Gobierno de España; es «competencia de su soberanía exclusivamente» y ante la que no tiene nada que comentar.