PAN Y CIRCO

¿PERO NO ERAN LA VIRGEN?

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El verano de 2012, el que siguió a la frustración de no ascender ante el Lugo, a Antonio Muñoz se le habían agotado las balas. No tenía más. A sabiendas de ello, Quique Pina comunicó que su amor al Cádiz se limitaba a quedarse al frente sin pagar un duro al dueño, que por entonces movía los pocos hilos que le quedaban para hacer creer al personal que en la puerta de su casa tenía una cola de inversores que querían comprarle un Cádiz 'petadito' de deudas. Como es lógico, nadie le creyó. Acuérdense ahora de un verano antes, ese que siguió a la debacle en Anduva. Acuérdense del papelito que se le birló en una tertulia y que publicó LA VOZ en el que apuntó ¡hasta seis iniciales de supuestos grupos con los que estaba negociando el paquete de acciones Había brasileños, ingleses, australianos y no sé cuantos más. Aquello, como no podía ser de otro modo al no haber un comprador serio, acabó en la cesión del club a Pina, el conseguidor que cerca estuvo de allanar el camino pero que se topó con una cruenta tanda de penaltis previo repaso de los 'inmortales' del Real Madrid Castilla.

Volvamos al verano de 2012. Pina dejó claro que bastante haría con quedarse el club y gestionarlo sin pagar un euro. A esto, Muñoz se negó y a José Manuel Barla, entonces secretario técnico, lo puso a 'pintar' un equipito de gaditanos por tres perras que nunca llegaría a hacerse porque '¡vualá!' al cordobés se le apareció la virgen en forma de Alessandro Gaucci. Así lo dejó dicho aquel mismo verano tras varias semanas con el equipo sin jugadores.

«Se me apareció la Virgen». Una frase que retrata al personaje que ahora, años después, vuelve a manejar los hilos para cambiar la opinión del entorno como ya hizo con Arturo Baldasano. Una vez más. Es obvio que los italianos están tiesos. No hay que investigar mucho para percatarse de ello, pero señor Muñoz, ¿no eran la Virgen? Entonces... Entonces, rece.