MUNDO

Salmond promete unas condiciones para una Escocia independiente que Londres niega

El Tesoro británico asegura que el nuevo país no podría usar la libra y Bruselas añade que tampoco formaría parte de la Unión Europea

LONDRES. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El ministro principal de Escocia, Alex Salmond, presentó ayer un Libro Blanco para la Escocia independiente en el que ofrece a los votantes en el referéndum del 18 de septiembre de 2014 el horizonte de un país más igualitario que el que deparan las políticas de Londres y al que se llegará mediante un entendimiento con Reino Unido que será guiado por la colaboración y el mutuo interés. Con 670 páginas en su edición impresa, el Libro Blanco contiene el programa de la negociación con Londres, con la Unión Europa, la OTAN y otras instituciones internaciones, que concluiría en 18 meses y con la celebración, dos meses más tarde, en mayo de 2016, de las elecciones al Parlamento constitucional en Edimburgo.

El contenido del documento en sus aspectos constitucionales se podría resumir en que los escoceses deben votar que sí a la independencia antes de emprender un diálogo con el Gobierno de Londres que desembocaría en una estructura confederal, en la que los dos países soberanos compartirían la jefatura del Estado, en la persona de la reina, la libra esterlina como moneda común o algunas instalaciones militares.

Esa Escocia se haría cargo de todos sus impuestos y de su gasto, no tendría frontera con Inglaterra, intercambiaría su parte en los activos acumulados por el Estado británico -el 8,3% de la Embajada en París, según el ejemplo de Salmond- como compensación por su parte de la deuda y entregaría pasaportes escoceses a los británicos que vivan en su territorio en el momento de la declaración de independencia.

Salmond dibujó ayer un futuro escocés que añade poco más que la soberanía, el compromiso de eliminar las armas nucleares y la representación individual ante los organismos internacionales a los planes que los tres grandes partidos del sistema de Westminster tienen en mente y no quieren declarar.

Los líderes de la campaña contra la independencia -el exlaborista Alastair Darling mediante la plataforma 'Mejor Juntos' y el ministro para Escocia, Alistar Carmichael- repitieron que el Gobierno de Edimburgo pretende hacer algo que no puede lograr, ganar el voto de la secesión y elegir luego qué áreas de poder quiere compartir. Y ponen el acento en la moneda.

El argumento del independentista escocés fue ayer, ante las insistentes preguntas sobre la moneda, que las exportaciones del resto del país a Escocia son mayores que la suma de lo que vende a Brasil, Sudáfrica, Rusia, India, China y Japón, y que Darling ha declarado que «la zona de la libra esterlina es lógica y deseable». «Si piensan así, nos entenderemos», dijo Salmond.

Londres opina

Sin embargo, las pretensiones de Salmond vuelven a chocar con los intereses de Londres. El mismo ministro Alistair Carmichael advirtió de manera tajante que «si Escocia se va del Reino Unido, se va de la libra».

Por su parte, el secretario de Estado del Tesoro del Reino Unido, Danny Alexander, aseguró que la independencia de Escocia podría incrementar la presión fiscal sobre cada ciudadano británico en hasta 1.000 libras esterlinas (1.200' euros) anuales. La alternativa sería reducir el gasto -o quizás ambas- para crear una economía sostenible durante los próximos 50 años, según recoge un informe del Instituto de Estudios Fiscales (IFS). En opinión de Alexander, el contenido de ese estudio presenta «una advertencia muy seria» respecto a los motivos por los que Escocia no debe «ir por su cuenta».

Las advertencias también llegaron desde Bruselas, donde el vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, advirtió en la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios de la Eurocámara, que si el resultado del referéndum fuera «desafortunadamente favorable a la independencia, entonces (diría) que aquellos que han votado 'sí' descubrirán un minuto después que ya no serán miembros de la UE».

En la misma línea, el portavoz del Ejecutivo comunitario, Oliver Bailly, precisó que «cualquier proceso de una región de un Estado miembro que deje el Estado miembro tendrá implicaciones respecto al Tratado». Según la interpretación del Ejecutivo comunitario, que ha repetido en anteriores ocasiones tanto para Escocia como para Cataluña, si una región de un Estado miembro se independiza queda automáticamente fuera de la UE y los Tratados dejan de aplicársele. Si quiere volver a entrar, debe solicitar la adhesión, que tiene que ser ratificada por unanimidad de los Estados miembros.

Respecto a la opinión de los votantes, uno de los más reconocidos expertos en sondeos, el profesor de la Universidad escocesa de Starthclyde, John Curtice, afirma que las encuestas son estables, el 32% dice que sí y el 49% que no. Los sondeos que les preguntan por su opinión en ese momento registran un promedio del 16% de indecisos. Uno solo lo hace sobre qué votarán el año que viene y a ésa un 32% dice que no sabe.