Javad Zarif, a su llegada al aeropuerto Mehrabad de Teherán después de firmar el acuerdo con los países occidentales. :: A. KHAMOOSHI / AFP
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El deshielo con Irán busca ahora confianza

Teherán recibe a los negociadores como héroes y saborea su mayor victoria en Ginebra: el pacto no niega su derecho a enriquecer uranio

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Después de cuatro días encerrados en los despachos del hotel Intercontinental de Ginebra, los protagonistas del «plan de acción» suscrito por Irán y el 5+1 -grupo formado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y China) junto a Alemania- empiezan a trabajar en la puesta en práctica de lo pactado. Una fase calificada como «realmente dura» por el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, ya que necesita «esfuerzo para llegar a un acuerdo global que precisa enormes avances en términos de verificación, transparencia y responsabilidad». El jefe negociador iraní, Javad Zarif, regresó a Teherán y fue recibido en el aeropuerto como un héroe al grito de «embajador de la paz» y eslóganes como «¡No a la guerra, las sanciones, la rendición y el insulto!».

El ministro de Exteriores desayunó con una prensa nacional volcada en los puntos de un plan que en los próximos seis meses pondrá a prueba la confianza entre Irán y la comunidad internacional. «Esto es Irán, todo el mundo está contento», fue el titular del diario reformista Etemad. En la misma línea, Arman pidió «la medalla de oro» para el jefe del equipo que, por unas horas, eclipsó la figura del presidente Hasán Rohani en el aniversario de sus primeros cien días al frente del Gobierno.

El tono general fue de optimismo, aunque medios ultraconservadores como Keyhan, la voz en los últimos años del Líder Supremo, Alí Jamenéi, no se dejaron llevar por la euforia. En su portada, Keyhan recordó que «Estados Unidos no es digno de confianza». El periódico advirtió del cambio de discurso empleado por el secretario de Estado Kerry al abandonar Ginebra, cuando el jefe de la diplomacia de EE UU insistió en que «el acuerdo no reconoce el derecho a enriquecer uranio» por parte de Irán.

Con el documento en la mano, Kerry no miente, pero tampoco lo hace Zarif cuando subraya ante los suyos que el pacto «sella el derecho a enriquecer uranio» de su país. El 'plan de acción' no reconoce el derecho de forma explícita, pero tampoco lo niega. Este detalle no recogido en el texto es la mayor victoria para los iraníes -posiblemente también la fórmula que ha hecho posible que saliera adelante el plan- y la mayor preocupación para vecinos como Israel o Arabia Saudí, que no han ocultado su malestar por la apuesta diplomática para resolver las diferencias con una república islámica que, aunque limita su enriquecimiento de uranio al 20%, mantiene intacta su capacidad de controlar el ciclo nuclear. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tachó el acuerdo de «error histórico». La llamada inmediatamente posterior a la firma que hizo Barack Obama no cambió la opinión de Tel Aviv.

El primer acto oficial de Zarif en suelo iraní se produjo en una ceremonia de la Organización de la Energía Atómica en Teherán. Tras los apretones de manos y las sonrisas exhibidas en Ginebra, el diplomático moderó su discurso para intentar convencer a partidarios y detractores del acercamiento a Washington. «Las negociaciones no significan una confianza ciega y haremos todo lo que esté en nuestras manos para alcanzar una solución definitiva, porque no debemos perder esta oportunidad», fue el mensaje central de Zarif recogido por la agencia Fars.

Baja el petróleo, sube el rial

Cuando el país más poblado del Golfo Pérsico, con más de 80 millones de habitantes, y con las terceras reservas mundiales de petróleo da un paso de estas características las consecuencias son instantáneas. El precio del petróleo registró su mayor bajada en tres semanas hasta fijarse el barril de Brent en 109 dólares (80 euros al cambio) y a nivel doméstico el rial, que ha perdido un 80% de su valor respecto al dólar desde 2011, siguió con la mejora progresiva que experimenta desde la llegada al poder de Rohani. El cambio en las calles de Teherán se situó en los 29.000 riales por dólar, un 3% de variación respecto a los momentos anteriores al acuerdo.

Las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea han logrado que la venta de petróleo haya pasado de 2,5 millones de barriles diarios a 1 millón, todo un mazazo para un país cuyas cuentas dependen del crudo. El acuerdo con el 5+1 no levanta el castigo sobre el comercio de petróleo, pero permitirá a ciertas aseguradoras volver a trabajar con la república islámica, lo que podría ayudar a Teherán a incrementar la exportación a países como India en unos 300.000 barriles diarios, según expertos consultados por la agencia Reuters. Una leve subida muy alejada de la capacidad real de las reservas iraníes.