Berlusconi saca de la chistera nuevas pruebas y pide revisar su condena
En un intento para aplazar la votación de mañana para expulsarle del Senado esgrime 12 testigos inéditos que probarían su inocencia
ROMA. Actualizado: GuardarSilvio Berlusconi no se rinde e incluso una vez condenado de forma definitiva a cuatro años de cárcel por una «colosal» evasión fiscal en el 'caso Mediaset', el pasado mes de agosto, sigue buscando una vía de fuga. Tras embestir de nuevo el fin de semana contra una «sentencia política y criminal» y exigir por las buenas la concesión de una gracia del presidente de la República, que le mandó a paseo de forma severa, ayer protagonizó uno de sus golpes de efecto mediáticos. En rueda de prensa anunció que cuenta con 12 testimonios inéditos, siete de ellos de nuevos testigos, que de repente «desmentirían completamente» su condena. Es un portentoso descubrimiento después de doce años de investigación y proceso. Por desgracia sólo habría encontrado ahora la prueba que le salva. Por eso anunció que pedirá en los tribunales una revisión del juicio.
Estamos en el tiempo de descuento y Berlusconi ayer intentó una jugada desesperada. Mañana llega el día crucial de la votación en el Senado que debe aprobar o rechazar su expulsión del escaño. Además de una humillante salida de la política, supondría un peligro para él, que dejaría de gozar de la inmunidad parlamentaria y se arriesgaría a que le arresten cualquier día, como a un ciudadano más, por alguno de los procesos que tiene abiertos.
Corrupción de testigos
Más aún si se considera que probablemente se abra un tercer filón por una posible corrupción de testigos en el 'caso Ruby', donde ya ha sido condenado a siete años por prostitución de menores y abuso de poder. Además de la alteración de pruebas, no debe descartarse que algún juez valore el peligro de fuga. «No preveo escapadas al extranjero, amo mi país», replicó ayer. Se rumorea incluso que le podría echar una mano su amigo Vladímir Putin, que ayer estaba en Roma, con un pasaporte diplomático ruso.
La votación decisiva de mañana en el Senado, que para Berlusconi es «un golpe de Estado», se debe a una reciente ley que impide ser parlamentario a quien haya sido condenado por delitos graves. Se supone que la suerte está echada: la votación no será secreta, lo que en Italia siempre da sorpresas, y para alcanzar la mayoría bastan los votos del Partido Demócrata (PD) y el Movimiento Cinco Estrellas (M5S) del cómico contestatario Beppe Grillo.
A ellos se dirigió ayer el líder de la derecha, tras exponer sus nuevas pruebas, para pedirles «una reflexión en lo íntimo de vuestra conciencia, no tanto por mí, como por la democracia». En resumen, que les rogó que aplacen la votación. Si no, advirtió solemne, «asumiréis una responsabilidad que pesaría para siempre sobre vuestra vida y de la que en el futuro podríais avergonzaros ante vuestros hijos, los electores y los italianos».
Salvo una ingestión masiva de alucinógenos entre sus adversarios, parece impensable que hayan quedado impresionados. Berlusconi ya cuenta con ello, forma parte de su estrategia básica de hacerse pasar luego por víctima. Se dedicará a ello intensamente si es expulsado del Senado al frente de la nueva Forza Italia que ha resucitado tras la escisión oficial de su partido, el PDL.