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Una de las 'esclavas' de Londres enviaba cartas de amor en secreto a un vecino

La mujer de 30 años pedía al hombre que no la descubriera por temor a las represalias de la pareja que la dominaba

LONDRES. Actualizado: Guardar
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La mujer de 30 años que vivía en Londres junto a otras dos 'esclavas' salía del piso un poco rezagada con respecto a la pareja que las dominaba y metía sobres perfumados en el buzón de uno de sus vecinos, a quien así entregó cerca de quinientas cartas en las que le declaraba un amor obsesivo y al que rogó que no lo desvelase a nadie por miedo a represalias por parte de los 'criminales' con los que vivía.

La pareja detenida y puesta en libertad condicional el pasado miércoles, un día antes de que la Policía de Londres desvelase públicamente que había descubierto un caso de esclavitud en el centro de Londres, procede de India, el hombre, y de Tanzania, la mujer. Llegaron a Inglaterra en los años sesenta y formaron parte de una comuna política, que se desintegró hace años.

Las tres mujeres habrían sido dominadas psicológicamente por el varón, a quien vecinos del barrio de Brixton describían ayer como un hombre menudo, cordial, que les saludaba y hablaba con ellos en la calle, donde caminaba acompañado a menudo de su pareja y de la mujer joven y luego regresaba a su piso, en la planta baja de un edificio que habría sido construido en 2004.

Es un bloque de tres plantas y da a un patio que sirve también a otros bloques de cuatro o cinco plantas, construidos en los años sesenta. El bloque es gestionado por una Asociación de Viviendas. Son entes que suelen gestionar casas a menudo propiedad del ayuntamiento, que suele tener voz para decir quién debe ocuparlas.

El misterio sobre este caso se agranda al confirmarse que, durante los treinta años de supuesta esclavitud, la extraña familia hizo mudanzas y estuvo en contacto regular con los servicios sociales. La mujer joven tenía una 'mirada difunta', según la pareja de su amor platónico, que es negro y al que rogaba que no desvelase sus cartas porque los que la sometían eran racistas. Los vecinos vieron en las últimas semanas que la mujer mayor, de 69 años, iba en una silla de ruedas, que es coherente con la información que decía que sufrió un infarto.

Acumulación de incógnitas

Las incógnitas sobre este caso se acumulan. Algunas tendrá que responderlas el Gobierno. ¿Por qué se actuó a través de la Policía en un caso que parece más propio de los servicios sociales? ¿Por qué se decidió darle tal publicidad, lo que ha llevado ya a la publicación de fotografías que la mujer joven enviaba a su amado, aunque con el rostro difuminado?

También. ¿Por qué los 37 miembros de la unidad de Tráfico Humano se dedican ahora a un caso que no tiene que ver con su tarea? ¿Es una simple coincidencia que coincida con la presentación por la ministra de Interior, Theresa May, de un borrador de ley sobre la Moderna Esclavitud, que definió ayer como su 'prioridad personal'?