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Egipto y Turquía rompen el idilio con la expulsión de sus respectivos embajadores

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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Era cuestión de tiempo. Los lazos que el Gobierno egipcio de los Hermanos Musulmanes había tejido con la Turquía del islamista Recep Tayyip Erdogan estaban abocadas a deshilacharse en cuanto Mohamed Mursi fuera derrocado este verano. La mala sintonía se formalizó ayer con la expulsión del embajador otomano en El Cairo, decisión correspondida desde Anatolia y coronada por el primer ministro turco con un gesto difícil de perdonar por el Ejército egipcio: el saludo de los cuatro dedos, símbolo de apoyo a Mursi.

Las continuas críticas de Erdogan a las nuevas autoridades egipcias, que el portavoz de Exteriores, Badr Abdelaati, calificó ayer de «provocadoras y que interfieren en los asuntos internos», han colmado la paciencia. El Cairo ha pedido a Hüseyin Avni Botsali que abandone el país y lo ha declarado persona non grata. En agosto, ambos países ya llamaron a consultas a sus embajadores.

Erdogan, cuyo partido tiene raíces en la Hermandad, es uno de los más feroces críticos al golpe de Estado. El Ejército egipcio, por su parte, acusa a la Cofradía de reunirse en Turquía para organizar acciones contra las autoridades de El Cairo. Ayer, el Ministerio del Interior les acusó de financiar a los terroristas que han llevado a cabo los últimos ataques contra fuerzas de seguridad.