Susana Díaz, en una balsa de aceite
Actualizado: GuardarNi un solo voto en contra cosechó ayer Susana Díaz en su designación como nueva líder del PSOE de Andalucía. De los 732 delegados que participaron en la elección, diez dejaron su papeleta en blanco y el resto, casi el 99%, le dieron su apoyo, como era de prever. Lo era ya de facto, pero el resultado la consagra oficialmente como la dirigente que más poder concentra en todo el partido. Un lugar al que ha llegado de la mano de José Antonio Griñán, con un discurso tan contundente como sencillo y dispuesta a volar por libre. «Estoy convencida -dijo en la presentación de su candidatura- de que hay que abrir un nuevo tiempo en el PSOE».
Nombrada ya, Díaz defendió que es el momento de «ganar bien» en Andalucía. Aspira a lograr lo que su antecesor no pudo, una mayoría absoluta que le permita prescindir de la 'hipoteca' de gobernar con Izquierda Unida. Pero su proyecto no se limita a su tierra. «Ganar en Andalucía para ganar bien en España, y cuanto antes», defendió. «Llevar este barco al lugar del que nunca debió salir».
La nueva secretaria general de los socialistas andaluces ha logrado unificar a una federación que llevaba años sumida en sus rencillas. Y ahora se prepara para ejercer sin ataduras ni condicionantes del pasado.