Apuntes

La sensación de inseguridad

Dos atracos, uno chusco, en la misma calle del centro. Cinco asaltos en un mes en el casco antiguo. Suficientes indicios para plantearse la seguridad pública en una ciudad que nunca tuvo ese inconveniente

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En la fase baja de su ciclotimia colectiva, los gaditanos tienden a pensar que su ciudad reúne todos los males de la tierra, todos los problemas, las dificultades y las miserias. Menos uno. Aunque hable el más pesimista y crítico de ellos, defenderá siempre que Cádiz es una ciudad «tranquila». Que traducido al lenguaje técnico de las instituciones públicas significa que tiene unos niveles de inseguridad y delincuencia muy bajos. A pesar de tener una población baja, es una ciudad media en la que llama la atención, históricamente, el bajo número de incidentes graves. De ningún tipo, al menos en la última década del siglo XX y lo que va del XXI. Sin embargo, en los últimos días se han sucedido hechos que hacen temer por esta convicción colectiva. Dos atracos, uno chusco, en la misma calle del casco antiguo y hasta cinco asaltos en el centro, todo en menos de un mes, resultan suficientes indicios para plantearse si la seguridad pública empeora en una ciudad que nunca tuvo ese inconveniente.

El Cuerpo Nacional de Policía, sin datos concretos, admite un leve incremento de los sustos y recuerda que ninguno ha tenido consecuencias graves. Es indiscutible pero parece poco deseable esperar a que las haya. Quizás la reaparición de la heroína o el regreso a la marginalidad social de personas que estuvieron integradas durante los años de bonanza económica pueden estar detrás de algunos de estos episodios.

Bien estaría que las autoridades competentes establecieran la gravedad real del brote y, sobre todo, trataran de aplicar un tratamiento preventivo para combatirlo.