Ashton conversa con el ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif, ayer en Ginebra. :: D. BALIBOUSE / REUTERS
MUNDO

La falta de confianza complica el acuerdo nuclear con Irán

La república islámica advierte a la comunidad internacional que la «ventana al diálogo no estará abierta de forma eterna»

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Irán y los enviados del 5+1, grupo formado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y China) junto a Alemania, vuelven a estar cara a cara. La primera jornada de esta nueva cumbre nuclear en Ginebra fue la del reencuentro después de que hace dos semanas el acuerdo se rompiera tras 72 horas de negociaciones. Un reencuentro para «recuperar la confianza», señaló Abás Araqchi, número dos de Exteriores de Irán, tras una primera reunión que apenas duró diez minutos y dio paso a los encuentros bilaterales. A diferencia de lo ocurrido el 10 de noviembre, esta vez el clima parece menos optimista y una fuente oficial estadounidense confesó a la agencia Reuters que ve «muy complicado» llegar a un acuerdo.

La cita llega tras dos semanas de tensión marcadas por la presión de Israel, contrario a cualquier pacto que implique el levantamiento de sanciones, y las palabras del Líder Supremo de la república islámica, Alí Jamenei, quien dejó claro en un discurso el miércoles ante miles de seguidores que «no retrocederemos un ápice en nuestros derechos, incluido el nuclear». Esta es la línea roja marcada por una república islámica cuyo parlamento también envió un mensaje al 5+1 señalando en un comunicado que «la ventana del diálogo no estará abierta de forma eterna» y «si optan por una estrategia de ganar tiempo, la cámara podría reconsiderar el nuevo tratado de cooperación con la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA)», en alusión al nuevo marco de cooperación alcanzado con el organismo internacional la semana pasada.

La cumbre arrancó 24 horas después del atentado contra la embajada iraní en Beirut en el que murieron al menos 23 personas y del que la república islámica culpabilizó a Israel. El primer ministro del Estado judío, Benjamín Netanyahu, prosiguió con su campaña antiacuerdo y aprovechó la reanudación de las conversaciones para viajar a Moscú y entrevistarse con el presidente Vladimir Putin, uno de los aliados de Teherán en el 5+1 junto a China. Netanyahu aseguró que «en cada reunión nos vamos entendiendo mejor».

El ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif, y la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, fueron los máximos representantes de las dos partes a la espera de la posible llegada de los responsables de Exteriores del 5+1 en caso de que se pueda cerrar el pacto.

Aunque no han trascendido los detalles de la negociación, de las declaraciones de los implicados se puede extraer que la comunidad internacional exige a Irán detener el enriquecimiento de uranio a un nivel del 20%, reducir la cantidad almacenada de uranio a este mismo nivel que le acercaría al 90% necesario, según los expertos, para la fabricación de armamento, posponer la puesta en marcha del reactor de agua pesada de Arak y dar más facilidades a los inspectores de la AIEA. La república islámica, por su parte, pide el reconocimiento internacional a su derecho a enriquecer uranio para fines pacíficos y el final de las sanciones internacionales que asfixias su economía.