El presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, inaugura ayer la Asamblea Plenaria de obispos. :: ÁNGEL NAVARRETE
Mártires de la fe Concordato

Rouco repudia la secesión

El presidente de los obispos teme que las «heridas» causadas por el terrorismo «no se curen por el camino del arrepentimiento» Al cardenal le preocupa la «unidad de España», que identifica con el «bien común»

MADRID. Actualizado: Guardar
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A los obispos les inquietan las tensiones secesionistas que ponen en peligro la unidad de España. El presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, identificó la permanencia del Estado con el «bien común», y exhortó a los políticos a que guíen su conducta por el respeto a las «normas básicas de la convivencia, como es la Constitución española».

«Nos preocupa también que la unión fraterna entre todos los ciudadanos de las distintas comunidades y territorios de España, con muchos siglos de historia común, pudiera llegar a romperse», dijo Rouco en su discurso de apertura de la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal. Durante este encuentro, los obispos elegirán mañana al sustituto del portavoz y secretario general de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, mano derecha de Rouco durante los diez últimos años. El cardenal, que lo ha sido todo en la Iglesia española, de 77 años, ha rebasado con creces la edad de jubilación.

No es la primera vez que los prelados abordan la cuestión independentista. Y eso que el asunto levanta ronchas en las iglesias del País Vasco y Cataluña. En los últimos once años, el episcopado ha abordado la cuestión hasta en tres ocasiones. La doctrina social de la Iglesia establece que «las naciones, aisladamente consideradas, no gozan de un derecho absoluto a decidir sobre su propio destino». Los obispos solo admiten la validez del derecho de autodeterminación en los casos de «colonización o invasión injusta, pero no en el de una secesión». Este es el argumento que hicieron prevalecer en 2002 para rechazar el plan Ibarretxe y que siguen esgrimiendo ahora con el debate soberanista en Cataluña. Rouco insistió en que la unidad de la nación española es una «parte principal del bien común» y, en consecuencia, tal valor merece ser tratado «con responsabilidad moral».

Cuando aún esta viva la polémica por la anulación de la doctrina Parot, el cardenal también se refirió al terrorismo, y expresó su temor de que las «heridas» infligidas por los violentos «no se curen por el camino del arrepentimiento, del propósito de la enmienda y de la satisfacción de las víctimas». «Es decir, que no se curen en su raíz por el camino del perdón y de la misericordia buscada, aceptada y concedida de corazón».

En momentos en que desde Roma soplan aires de renovación, el discurso de Rouco a la asamblea plenaria no incluyó ninguna referencia a los proyectos de reforma. Fue el nuncio en España de la Santa Sede, Renzo Fratini, el que mencionó la consigna de Francisco y el que, citando a Jorge Mario Bergoglio, apeló a los obispos para que sean ante todo pastores y amen la «pobreza, la simplicidad y la austeridad».

El cardenal fue fiel a sí mismo y reiteró la condena al matrimonio homosexual, que nace de «leyes injustas que contribuyen mucho al agravamiento de los problemas». La reforma del Código Civil que alentó el Gobierno de Rodríguez Zapatero no protege el matrimonio y la familia, según Rouco.

Y en coherencia con su pensamiento, sacó a relucir el «domingo luminoso» en que fueron beatificados 522 mártires, hombres y mujeres que perdieron su vida por no abjurar de su fe durante la Guerra Civil. «Ellos se vieron dramáticamente inmersos en la noche del ateísmo del siglo XX. Pero permitieron que la luz de la fe brillara en las tinieblas de esa noche. Son nuestros intercesores privilegiados».

Después de que el PSOE acordara en su última conferencia política derogar los acuerdos con el Vaticano si llega a gobernar, el cardenal Rouco hizo una defensa de ellos, por cuanto «reflejan los principios que emanan de la Constitución española».

Al término del discurso, Martínez Camino, que dejará su cargo mañana, aseguró que es «poco probable» que el Episcopado se descante por una mujer para sustituirle en el puesto. El secretario general argumentó que «técnica y estatutariamente es posible», pero lo ve lejos a la vista de «la historia, la tradición y los candidatos».

Son muchos los nombres que se barajan para relevar a Camino, pero no hay ninguno que sobresalga con claridad. En las habituales quinielas aparecen los nombres de los obispos de Guadix-Baza, Ginés García; Tarazona, Eusebio Hernández; y Guadalajara, Atilano Rodríguez. También se cita al obispo auxiliar de Getafe y exresponsable de Doctrina de la Fe, José Rico Pavés; el vicario general de Oviedo, Jorge Fernández Sangrador; o el sacerdote José María Gil Tamayo, portavoz adjunto del Vaticano en los países de lengua española.