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#Eltonto lachanca

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El 'carajotito de oro' de la semana se lo lleva D. David Fernández, diputado del CUP alias 'ELTONTOLACHANCLA' (xancleta en Catalán). A Moisés vino Dios a verlo y a Rodrigo Rato, David. ¿Por qué todos los responsables de la crisis de Bankia terminan librándose de sus responsabilidades?

La única forma que tenía Rato de salir vivo aquel día del parlamento catalán era que se crease algún tipo de distracción, algo que desviase la atención de los medios y le permitiese pasar de puntillas por los 80.000 desahucios que había provocado Bankia en los últimos años. Era difícil, pero se consiguió. Allí estaba él, David Fernández, el tonto útil. Vociferante desde el estrado, amenazante con la chancleta en la mano. Poniéndoselo a huevo a Rodrigo.

No valía un tonto cualquiera. Hacía falta un tonto que fuese lo suficientemente tonto. Y no era fácil, porque, aunque abundan entre los diputados autonómicos, los méritos de Rodrigo como presidente de Bankia eran inmensos, por lo que se necesitaba un tonto a su altura.

Pero ahí estaba él, David Fernández, flamante líder del CUP rindiendo al máximo de sus posibilidades. Separatista, periodista de media carrera, que dice ser el caballo de Troya de los perroflautas en el parlamento catalán. David, alias 'el chofer de ETA'. David el paseador de etarras. El tonto perfecto.

Aunque tener un tonto, por muy tonto que sea, no era suficiente. Hacía falta que el tonto hiciese alguna 'tontá'. Algo tan escandaloso como para que la gente se olvidase de los muchos pecados de Rodrigo y se centrase en el tonto. Aquí hay que reconocer que David estuvo a la altura. Furioso, con chancla en mano, estuvo sublime. Casi Shakespeariano. «La vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no tiene ningún sentido», decía el inglés.

Y pasó lo que tenía que pasar. Todos los payasos deberían saber que lo mejor para dar un salto mortal es darlo mal. Él solito con sus payasadas consiguió que el escurridizo D. Rodrigo, no sólo, salvase el día, sino que saliese a hombros del trance. «Su infierno es nuestra esperanza», decía. La verdad eclipsada por la tontería, la Justicia por la idiotez, la dignidad por la chaladura.