Rita Barberá da explicaciones a los periodistas al término de su declaración de ayer ante el juez José Castro. :: MANUEL BRUQUE / EFE
ESPAÑA

Barberá niega haber abierto las puertas de Valencia a Urdangarin

La alcaldesa admite, no obstante, que se reunió hasta tres veces con el yerno del Rey para hablar de su desembarco en la comunidad

VALENCIA. Actualizado: Guardar
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Una y otra vez, Rita Barberá se esmeró en aparecer totalmente ajena al desembarco de Iñaki Urdangarin en Valencia. La alcaldesa intentó convencer ayer al juez del 'caso Nóos', José Castro, de que sus contactos con el yerno del Rey fueron obligados, poco menos que protocolarios, y que nunca dio luz verde a los negocios del duque de Palma en esa comunidad, que a la postre supusieron el desembolso de cerca de 3,5 millones de euros de un dinero público que terminó en bolsillos privados.

La táctica de la primera edil, que compareció como testigo en el 'caso Nóos' después de que el Tribunal Superior de Justicia de Valencia se negara a imputarla el pasado septiembre, fue clara desde el inicio del interrogatorio: descargar cualquier responsabilidad por las adjudicaciones a dedo a sus subordinados.

Según su versión, ella, que intentó incluso presentarse como una víctima más de los engaños del marido de Cristina de Borbón, señaló que se limitó poco más que a escuchar a Urdangarin por cortesía, después de que el expresidente del COI José Antonio Samaranch le pidiera que le recibiera.

Barberá negó de manera categórica haberse visto con el marido de la infanta en el palacio de la Zarzuela, tal y como asegura Diego Torres. Al principio solo habló de un encuentro con el yerno del Rey, pero al final, ante las preguntas de las acusaciones, terminó admitiendo que se encontró en tres ocasiones con Urdangarin para tratar de sus negocios.

«Sonaron bien»

Eso sí, insistió en que en esas reuniones, de las que terminaron saliendo los Valencia Summits (los tres mayores negocios de Nóos), el imputado, en realidad, nunca le presentó un «proyecto» concreto sino que le expuso una serie de «ideas» para la celebración de actos deportivos-empresariales paralelos a la celebración de la Copa América de vela en Valencia. Aquellas iniciativas le «sonaron bien» a la alcaldesa y ella, arguyó, se limitó a proponerle vías de financiación a través de Fundación Valencia Turismo Convention Bureau (una fundación privada sin ánimo de lucro en la que participa el Ayuntamiento de Valencia) y la Ciudad de las Artes y las Ciencias (CACSA). Se trata de las dos entidades que terminaron pagando el grueso de la organización de los Valencia Summits de 2004, 2005 y 2006, a razón de 1.044.000 euros por cada edición, y los 382.203 euros de la organización de los fallidos Juegos Europeos.

«Y ahí terminó mi implicación. Ahí acabo mi papel», apuntó Rita Barberá, que negó en varias ocasiones haber sido ella la que facilitó a los responsables de Nóos un listado de posibles patrocinadores para esos eventos y, mucho menos, haber dado instrucciones a sus subordinados para que aceptaran los proyectos y para que desembolsaran el dinero para el yerno de don Juan Carlos. La alcaldesa, que participó personalmente en los actos de inauguración de los Summits, insistió en que ella se desentendió de cualquier gestión posterior y descargó sobre los «expertos» (de la comunidad y del ayuntamiento) la decisión de aprobar esos convenios, que se fueron adjudicado a dedo, soslayando cualquier concurso público.

Contradicciones

En ese punto, y en contradicción con lo que han admitido algunos de sus subordinados, la máxima responsable del consistorio valenciano defendió que no hacía falta convocar una adjudicación pública por el carácter altruista de la fundación que presidía el duque de Palma. «Me dijo que tiene una entidad sin ánimo de lucro y yo me lo creí», alegó en su descargo.

Sus explicaciones llegaron hasta allí, porque la primera edil -que como testigo no podía negarse a contestar ninguna pregunta ante la comitiva judicial desplazada a Valencia- tuvo un lapsus de memoria sobre algunos de los capítulos que apuntarían a que ella sí que pudo mover los hilos para abrir de par en par las puertas de las administraciones públicas autonómicas al tándem Urdangarin-Torres. Así, dijo no acordarse de la carta que en enero de 2004 el yerno del Rey -con la supervisión del secretario de las infantas, Carlos García-Revenga- le envió personalmente a Barberá agradeciéndole sus gestiones personales en favor del Instituto Nóos en Valencia. O de otra misiva en la que el duque le adjuntaba un dossier de los actos. «No me acuerdo», fue su lacónica respuesta cuando fue requerida sobre estas posibles pruebas de cargo.