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¿Qué pasa en La Plaza?

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Cuando se visita una ciudad, conocer su mercado ayuda a hacerse una idea del carácter del lugar, como observamos al viajar a otras capitales. La Plaza, como se llama en Cádiz al mercado central de abastos de la calle Libertad, se encuentra en una posición delicada frente a las franquicias de alimentación y también frente a sí misma. Si La Plaza sigue ofreciendo la calidad y la frescura de sus productos más la atención directa de cada comerciante, junto con la posibilidad de elegir entre unos y otros, también parece acusar de manera palpable algunos inconvenientes.

El principal lastre, lo reducido de un horario que impide comprar por las tardes en unos tiempos en que la mayoría de la clientela sólo puede acercarse los sábados por la mañana, se ve aprovechado por los grandes supermercados, que cuentan con un horario que ronda las doce horas ininterrumpidas.

La Plaza necesita una puesta al día. A las obras de reforma de hace unos años, no se ha sumado un esfuerzo colectivo de los comerciantes por mejorar los servicios. No es posible pagar con tarjeta, no existe dentro ni un cajero automático, no hay un plano ni un directorio que permita guiarse, no se encuentran indicadas las salidas, tampoco hay una persona que informe a la que poder dirigirse. A esto se ha unido el éxito de los nuevos puestos de hostelería, a la manera de otros mercados en España que mantienen los puestos de comida como algo testimonial. Sin embargo en Cádiz y, afortunadamente, los puestos tradicionales coexisten con los nuevos, de forma que quien va a la compra puede acabar tomando una tapa, o quien queda para tomar la primera, puede antes parar en algún puesto. Pero esta situación podría desequilibrarse si los nuevos locales quedan como el after hours de La Plaza, o si el éxito o la decadencia fuerzan a la reconversión de los de siempre. Por cierto, que alguno de los nuevos establecimientos sí cuentan con pago con tarjeta, y el horario que siguen se encuentra pendiente de la demanda del público.

Por último, también sería de agradecer un esfuerzo individual constante de cuidado de la calidad y de la presentación de los alimentos, pero esto queda para otra ocasión.