El etarra Daniel Pastor. :: J. L. / EFE
ESPAÑA

«El escenario fue devastador, el cuartel era una zona de guerra»

Víctimas de uno de los atentados más brutales de ETA, el de Burgos en 2009, relatan el infierno sufrido en el juicio contra el 'comando Otazua'

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«El escenario fue devastador. El cuartel era una zona de guerra con edificios destruidos y coches calcinados y ardiendo. La mayoría de los afectados se quedaron con lo puesto». El estallido de los 700 kilos de explosivo que llevaba la furgoneta-bomba que la madrugada del 29 de julio de 2009 hizo trizas la casa cuartel de Burgos, en uno de los atentados de ETA con mayores daños materiales y 145 heridos, volvió a ser revivido ayer en el juicio contra los tres etarras del 'comando Otazua', a los que el fiscal pide 3.498 años de prisión a cada uno.

Uno de los guardias civiles que estaba de guardia aquella noche explicó al tribunal de la Audiencia Nacional que él vivía en el recinto, en el que había cinco portales de viviendas y unas noventa casas habitadas, y que su piso quedó «reventado» por la potente bomba de amonal. Así lo corroboró otro agente que instruyó el atestado del atentado, que señaló que la bomba causó un cráter de seis metros de diámetro y 1,80 de profundidad y que se encontraron restos a 800 metros.

Varios médicos forenses recordaron que atendieron a las víctimas y que entre las mismas había bastantes niños, «algunos pequeñitos», que sufrieron lesiones de todo tipo como erosiones, golpes y cortes de cristales. «Salimos como pudimos, todo estaba oscuro y solo se veía el fuego por detrás», afirmó un guardia civil que vivía en la planta 13 y que fue retirado del servicio. A los etarras Daniel Pastor, Iñigo Zapirain y Beatriz Etxebarria les reclaman 20,6 millones en indemnizaciones.