BURBUJAS GRUPALES
Actualizado: GuardarEl navajeo previo (Rubalcaba ponía en duda la capacidad de Chacón, González constataba la crisis de liderazgo de Rubalcaba) y la agenda descafeinada (nada de hablar de primarias ni de Cataluña) hacía presagiar que la conferencia política del PSOE no haría sino ahondar en la crisis del partido, que no encuentra su suelo, encuesta tras encuesta. Y en eso llegó Susana (Díaz) que como en una reedición de La nueva trova, «mandó a parar» y rompió la hora para asombro de los analistas, e incluso de los que la conocen. «Arrasa», me decían los whatsapp desde el salón de sesiones, mientras la baronesa hablaba. Griñán, en su decorativo puesto de presidente del partido, página pasada para todo el 'stablishment', hacía esfuerzos por que la risa no le desencajara las mandíbulas: El éxito de la presidenta de la Junta era en buena parte también el suyo y su maniobra de salida cobraba sentido y ponía en evidencia a quienes le cuestionaron y a quienes se aferran al sillón.
La delegación andaluza volvía ayer satisfecha. Ha quedado claro que son los amos y a partir de ahora será difícil que se haga nada en el PSOE sin contar con la comunidad. Ferraz es suyo, más que nunca. «Hemos apuntalado el proyecto con fecha de caducidad», me decía un alto responsable. «Mucha, mucha influencia», se asombraba otra. Algunos, desencantados, esperaban más de este cónclave, pero se guardarán mucho de decirlo en público.
Está por ver si de toda esta psicoterapia grupal los socialistas salen más endogámicos o más clarividentes. Porque el reto sigue siendo el mismo: salir de su burbuja y ver qué pasa en la calle. Y allí los ecos de la euforia con que acabó la cumbre no llegan y si lo hacen, siguen sin calar y sin merecer credibilidad.
Otro tanto se puede aplicar a la interparlamentaria cordobesa del PP, una hábil «contraprogramación» en la que las cuestiones de peso, sobre todo el nuevo liderazgo, ni se formulan, aunque también brillan las dagas. Si los cuadros de partido han salido de ella eufóricos es que tampoco se enteran.
Pues hoy, lunes, el dinosaurio del descrédito de la política sigue aquí.