MUNDO

Entre el teatro y la realidad egipcia

Seguidores de los Hermanos Musulmanes defienden en la calle al Gobierno depuesto y califican a las autoridades interinas de «ocupantes»

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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Manos arriba y cuatro dedos en alto. La señal de 'Rabaa' (cuarta, en árabe), gesto inspirado en la plaza de Rabaa al-Adawiya de El Cairo donde se levantó la acampada islamista más importante tras el golpe militar del 3 de julio, tomó el acceso principal a la Academia de Policía donde se juzgaba a Mohamed Mursi. Por unas horas en este lugar se escucharon los mismos eslóganes y se respiró el mismo ambiente de aquella acampada que las fuerzas del orden desalojaron de forma brutal causando cientos de muertos. «Todo es un teatro de los militares, una película en la que puede pasar cualquier cosa. No hay justicia ni nada, pero al menos mantenemos la dignidad con Mursi, es lo que nos queda y no pensamos perder», comentaba Ibrahim Hagag, ingeniero jubilado para quien lo que vive el país es «una ocupación militar en toda regla, ocupan el espacio que ganamos tras la revolución contra Mubarak».

La protesta en una jornada clave no fue «multitudinaria», como pidieron los Hermanos Musulmanes, aunque hubo marchas en las principales ciudades del país. Sus seguidores, como el resto de egipcios que no respaldan al Ejército, son el objetivo de la represión de los últimos cuatro meses. El miedo y el descabezamiento de la Cofradía, además de las ganas de una gran parte de los egipcios de pasar página y volver a la normalidad después de tres años de sobresaltos, han hecho perder presencia en las calles a los islamistas frente a unos militares que presionan a las autoridades interinas para cumplir los plazos de su hoja de ruta. «Ahora puede pasar cualquier cosa en las protestas, pero el momento de la muerte lo elige Alá, así que es mejor no tener miedo», comentaba la doctora Hanán, farmacéutica que acudió hasta las puertas del lugar del juicio «por dignidad, para defender el valor de mi voto».