Sociedad

La grasa sirve para todo

La liposucción cumple 35 años convertida en la operación estética más demandada en España, con 20.000 intervenciones anuales

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Cadera alta, cadera baja y pelvis. Estos tres elementos eran los que más repetía Yves-Gérard Illouz a sus colaboradores y colegas cuando le preguntaban por el siguiente paso a dar en el mundo de la cirugía estética. Y el doctor fue el primero en aplicar a unas cánulas un aspirador, introducirlas por debajo de la piel y conseguir extraer la grasa sobrante del paciente. Nacía en el otoño de 1978 la liposucción, una operación que se ha convertido a lo largo de los años en la intervención estética más importante en cuanto a número. La Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y estética (Secpre) calcula que se realizan unas 20.000 intervenciones al año, por encima de otras operaciones como el aumento de mamas (unas 18.500) y las blefaroplastias o cirugía de los párpados (unas 7.200).

En estas tres décadas y media de vida de la liposucción estética, los tres elementos que el doctor francés señaló en su momento siguen siendo los más demandados. «En eso no ha cambiado nada», apunta Miguel Chamosa, presidente del Secpre. Una quinta parte de estas intervenciones son abdominales, seguida de la de flancos (14,8%) y la de muslos (11,6%). Fuera del podio se quedan las operaciones de trocánteres (prominencias en la cabeza del fémur) con un 11,2%, mientras que las de rodillas, piernas, cervical o torácicas no superan el 10%. Unas intervenciones que no tienen nada que ver con las que se hacían a finales de los setenta. «Lo más parecido es el nombre», señala con humor el doctor Chamosa. La reducción de las varillas hasta los 2 o 2,5 milímetros o el uso de una anestesia local, mezcla de la usada por los dentistas y el suero, realizada por el doctor estadounidense Jeffrey Klein, son algunas de las principales novedades de esta técnica que cada vez es menos invasiva en las pacientes. En femenino, ya que el 84,6% de los casos son mujeres.

Además de la técnica, otro de los avances es la reutilización de la grasa retirada del abdomen, por ejemplo, para usarla en otros retoques. «Actualmente, la grasa extraída de una liposucción se emplea, sobre todo, para aumentos discretos de las mamas, aumentos de glúteos y rellenos de arrugas o líneas de expresión», explica el presidente del Secpre, que considera fundamental en esta práctica «no maltratar» a los adipocitos, las células de la grasa, «muy delicadas».

Más seguridad

Esta buena época también ha traído consigo un buen número de imitadores. «Hay una época en la que se ofrecían liposucciones sin cirugía y eso es incongruente», apunta el doctor. «Se habla de ultrasonidos o láseres, pero sólo permiten reducciones pequeñas de tejido adiposo. Son técnicas no invasivas, es decir, sin intervención quirúrgica, con lo que destruyen los adipocitos pero no los extraen», apunta.

Por otra parte, desde esta sociedad científica se considera necesario un aumento de las medidas de seguridad para evitar el intrusismo. El Secpre recuerda que Bélgica es el país europeo pionero en dictar una ley, en junio pasado, sobre las intervenciones de estética practicadas por médicos sin el título oficial de Cirugía Plástica, a los que limita la cantidad a extraer, entre el suero inyectado y la grasa, a menos de un litro cada vez. «Debemos huir siempre de términos engañosos como lipoescultura, pues únicamente se esculpe lo que es duro, no un tejido graso, o de otros que se prestan a confusión, como remodelación corporal, pues a día de hoy sólo remodela la liposucción, porque sólo ella extrae y sólo ella está, o debería estar, supervisada por un cirujano titulado que puede complementarla, en un momento dado, con otras intervenciones», añade el presidente del Secpre, que también advierte de que no todas las personas pueden acogerse a esta intervención.

Las personas obesas, «cuyos acúmulos grasos son tan grandes que no pueden extraerse ni destruirse sin consecuencias para los pacientes», tienen que realizar una dieta equilibrada y, llegado el caso, una gastroplastia o un balón intragástrico. Para el resto, las reducciones de grasa están indicadas en aquellas zonas en las que los acúmulos suelen mostrarse rebeldes a las dietas o el ejercicio físico, como el abdomen, la papada e incluso las mamas en los hombres o las caderas, los glúteos, los muslos y las pantorrillas en las mujeres.