«El día 10 culmino mi trabajo; le toca a la gente joven»
El veterano político ve en la Conferencia una oportunidad para que el PSOE diga «volvemos a emitir» y canalice la esperanza de un cambio Ramón Jáuregui Coordinador de la Conferencia Política del PSOE
MADRID. Actualizado: GuardarHa dedicado el último año y medio a una tarea ingente, la puesta al día del ideario socialista. Ramón Jáuregui aspira a que su trabajo sirva para convencer a los españoles de que, como antaño, el PSOE aún tiene capacidad para pilotar la transformación que España necesita aunque defiende, y asume, que el desarrollo de ese plan corresponde ahora a la «gente joven» del partido.
-Casi dos años después de su último congreso el PSOE sigue sin moverse en las encuestas. ¿Teme que nunca vuelva a recuperar la confianza quebrada?
-Eso es demasiado pesimista. Lo que veo difícil es que los dos grandes partidos vuelvan a tener porcentajes de voto del 40%. Pero nosotros estamos por encima del 30% y, si no fuera por lo de Cataluña, que nos quita tres o cuatro puntos en el conjunto nacional, aspiramos al 35%. Hay que tener un poco de paciencia. Una de las claves de la Conferencia es decir a nuestros votantes: «Estamos aquí de nuevo, emitimos, sintonízanos porque queremos y podemos volver a ser el partido de tus esperanzas en el cambio y en una sociedad más cohesionada y más justa».
-¿No tiene algo de contradictorio que todo ese trabajo de renovación ideológica para conectar con las demandas de la sociedad actual se haya puesto en manos de un veterano como usted?
-La proyección física del proyecto la van a hacer otras personas nuevas. Eso lo tengo muy claro. El día 10 culmino mi trabajo. En la Conferencia no deberíamos estar ni yo ni Valeriano Gómez, ni Trinidad Jiménez...Pero yo me siento muy orgulloso de haber hecho este legado, con la particularidad de que hay en mí una curiosidad intelectual y una búsqueda de la innovación que me hacen mucho más joven que muchos jóvenes de 30 años.
-¿Y quiénes deben poner cara al nuevo proyecto del PSOE?
-Son los chichos y chicas que están en la ejecutiva, en el grupo parlamentario... No quiero poner nombres pero me parece evidente que viene otra generación a dirigir el partido. Es verdad que las cosas están tan difíciles en España que en este momento hay mucha gente que tenemos experiencia o saberes que nos hacen necesarios, pero tenemos que encontrar nuestro papel y ponernos un poco detrás de la proa.
-¿Incluido Alfredo Pérez Rubalcaba?
-A Alfredo le hemos elegido para ser el dirigente del partido en un periodo complicado. Sabíamos que nos encaminabamos a una navegación tormentosa y queríamos un piloto experimentado para mantener el barco a flote. Eso lo hace mejor que nadie porque es solvente, maduro y con referentes para poder representarnos, ya sea en un acuerdo con el presidente del Gobierno, hablando con líderes europeos o elaborando un documento como la propuesta territorial que sellamos en Granada. Es consciente de que está liderando un proceso complicado que reclama su esfuerzo no se sabe hasta qué punto. Cuando lleguen las primarias decidirá si le corresponde o no presentarse, pero no forcemos el debate porque limitamos su jerarquía y capacidad de maniobra.
-Pero la carrera empieza tras la Conferencia...
-Creo que haremos un paréntesis para las elecciones europeas. El panorama para el partido puede cambiar radicalmente si el 26 de mayo tenemos un diputado más que el PP o podemos decir que hemos ganado. La visualización de que el cambio es posible va a transformar todos los cálculos políticos y los roles personales.
-Dice que el debate catalán les pasa factura. ¿Es sostenible una alianza entre el PSOE y el PSC cuando existe una discrepancia en una cuestión sustancial para la configuración del Estado?
-En la práctica sí porque el derecho a decidir de Cataluña sólo se va a materializar en el marco de la ley y en eso coinciden PSOE y PSC.
-¿En el marco de la ley?
-Nosotros proponemos que los catalanes decidan tres veces, no una. Pero que decidan lo que pueden y deben decidir, no entre los extremos del péndulo, si nos hacemos independientes o nos sometemos a España. Si en esta legislatura se aborda un proceso de reforma constitucional, en los dos años que quedan hasta 2015 podemos tener un principio de acuerdo que disolvería las Cortes. En la convocatoria electoral los catalanes elegirían a sus representantes. Cuando las nuevas Cortes aprueben la Constitución por mayoría cualificada habrá un referendum y los catalanes votarán. Y, si de ese marco se derivara alguna definición autonómica nueva, votarían ellos solos ese marco. Ese es el derecho a decidir en la ley como respuesta a los problemas de Cataluña. Lo otro es un desastre.
-¿Estaríamos hablando, al fin y al cabo, de hacer viable el texto del Estatut que el Constitucional consideró contrario a la Carta Magna?
-Ese estatuto que aprobamos en su día podría ser constitucional en virtud de un nuevo marco que permitiera lo que en su día la anterior Constitución no permitía.
-¿Qué hace pensar al PSOE que esta propuesta federal valdría si ni siquiera un cuarto de la sociedad catalana apuesta por el federalismo y más de la mitad se inclina por la independencia?
-Que no hay otra. Los nacionalistas manejan una vía imposible.
-¿No teme la declaración unilateral de la que alertó Duran i Lleida?
-No tanto. Lo que me preocupa es que los nacionalistas lleven este tren al despeñadero porque realmente no saben, no pueden e incluso no sé si quieren gestionar la ruptura. Aunque la declaren simbólicamente, la independencia no se puede materializar. No sé con qué grado de severidad aplicaría el Estado la ley y no quiero especular con eso. El problema es que el proceso de atrincheramiento en el que estamos puede provocar tales destrozos al proyecto común que haga imposible construir nuevos puentes.
-«Comprendo perfectamente a los catalanes que ven cómo todas las comunidades creadas de la nada se igualan a la Generalitat en competencias e instituciones», ha dicho Esperanza Aguirre...
-Es una frase valiente. España tiene que acabar aceptando que hay que renegociar la manera en que Cataluña es y está. Esa es la clave del debate y no lo podremos hacer si cada territorio levanta su bandera.
-¿Pero no tiene Cataluña ya reconocidas sus singularidades?
-Sí, pero un reconocimiento constitucional las blindaría, por ejemplo, en materia de lengua, de derecho foral o en su apelación a los derechos históricos.