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El espionaje francés envió pinchazos a la NSA

Los cables submarinos conectan a Marsella y Bretaña con África y Asia son sensibles para la seguridad de los dos países Un protocolo confidencial de intercambios mutuos con Estados Unidos ampara el trueque entre servicios secretos

PARÍS. Actualizado: Guardar
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El Gobierno francés parece haber fingido su indignación por el espionaje masivo atribuido al Gran Hermano americano. Es lo que se deduce de las revelaciones de una 'garganta profunda' del espionaje galo al reconocer que París transmitía a Washington la información interceptada en el marco de intercambios mutuos. Pero la posición oficial de las autoridades francesas mantiene que los hechos están «más que establecidos» y niega verosimilitud al desmentido de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA).

La Dirección General de la Seguridad Exterior (DGSE) gala envió datos a la NSA en virtud de un acuerdo secreto vigente desde finales de 2011, según una información publicada ayer por el diario Le Monde. En base a documentos sustraídos por el exasesor de la NSA Edward Snowden, este diario había revelado la semana pasada que Estados Unidos interceptó decenas de millones de comunicaciones en Francia. En solo un mes, entre fines de 2012 y comienzos de 2013, se pincharon 70,3 millones de comunicaciones telefónicas y electrónicas.

Ahora el rotativo matiza que una parte de ese flujo fue transferido al otro lado del Atlántico con el consentimiento de París. Se basa en las confidencias de un «alto responsable de la comunidad de los servicios de información en Francia» que explica el protocolo de intercambio entre los servicios secretos de los dos países. «Es un trueque que se ha instituido entre la dirección de la NSA y la de la DGSE. Se dan bloques enteros sobre unas zonas y ellos nos dan en contrapartida partes del mundo en las que estamos ausentes», expone la fuente bajo la cobertura del anonimato.

La posición geoestratégica de la que goza Francia en materia de transporte de datos electrónicos interesa sobremanera a Estados Unidos. Los cables submarinos por los que transitan la mayor parte de las comunicaciones procedentes de África y Asia conectan con Marsella y la base bretona de Penmarc'h. La DGSE intercepta y almacena la masa procedente de áreas sensibles para su seguridad como el Magreb, el Sahel o Afganistán, también apetecida por la NSA.

El artículo de Le Monde reconoció como parcialmente exacta la versión del general Keith Alexander, responsable de los servicios secretos estadounidenses, de que eran países europeos como Francia, España e Italia quienes les pasaban el resultado de los pinchazos. Pero la circunscribió a «una parte de los datos» en tránsito por territorio francés, transmitida por la DGSE a la NSA desde principios de 2012 en el marco de sus acuerdos de cooperación.

Sin criba previa

El envío de información, sin criba previa, afecta tanto a ciudadanos franceses receptores de comunicaciones de zonas geográficas señaladas como a extranjeros usuarios de esos canales.

Un alto responsable de los servicios secretos franceses, también anónimo, confirmó a Le Monde la existencia del trueque. Pero desmintió categóricamente que la DGSE haya podido transmitir más de 70 millones de datos a la NSA. «Que una parte de esas informaciones sean transmitidas con el asentimiento de la DGSE no cambia en nada su carácter atentatorio a las libertades», valora el diario, quien observa que las nuevas revelaciones plantean «ante todo la responsabilidad de las autoridades políticas francesas».

La reacción oficial del Gobierno francés consistió en remitirse a la petición de aclaraciones a la NSA y de un código de buena conducta para el futuro realizada el jueves por el Consejo Europeo en Bruselas. El acuerdo obedeció a una iniciativa francoalemana que prosperó «habida cuenta de la gravedad de los hechos que parecen más que establecidos y desde ese punto de vista las negaciones del director de la NSA no parecen verosímiles», declaró la ministra portavoz, Najat Vallaud-Belkacem.