Rubalcaba, ayer en el Congreso. :: JAIME GARCÍA
ESPAÑA

Rubalcaba sofocó 'in extremis' una rebelión en el PSOE por el «derecho a decidir»

La dirección socialista optó por un nuevo choque con el PSC en el Congreso presionada por varias federaciones

MADRID. Actualizado: Guardar
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El debate territorial se ha convertido en un elemento de tensión para el PSOE y no solo en lo que afecta a su relación con el PSC. La cohesión del grupo parlamentario socialista estuvo a punto de saltar por los aires anteanoche, a apenas una semana la Conferencia Política en la que los socialistas presentan su proyecto de renovación ideológica para la próxima década, por las dudas de la dirección del partido a la hora de respaldar o no una moción de UPyD contra lo que Rosa Díez llamó «la falacia del derecho a decidir». Hubo llamadas de las federaciones y advertencias de diputados de peso, incapaces de aceptar la idea de ponerse de perfil y abstenerse en un asunto de semejante calado. Tras una tarde larga, Alfredo Pérez Rubalcaba optó por respaldar el texto al precio de un nuevo desmarque de los socialistas catalanes.

«La primera obligación de un secretario general -dice uno de los más veteranos políticos del PSOE- es mantener la unidad del partido por encima de todo y, por supuesto, por encima del PSC, que es otra formación distinta». Eso es lo que preservó Rubalcaba con su decisión a última hora de la noche. Son muchos los que dan por hecho que, de haber optado por la abstención, como se planteó durante buena parte de la tarde, habría habido un buen puñado de diputados de Madrid, País Vasco, Asturias o Andalucía que habrían roto la disciplina de voto. «Hubo -aseguran fuentes del grupo- una seria amenaza de rebelión».

El texto presentado por UPyD no hacía más que ratificar algo que la propia dirección del PSOE ha defendido siempre y que incluso tilda de obvio: que la soberanía nacional reside en el conjunto del pueblo español, que no puede trocearse y que «bajo ningún concepto» una parte de la ciudadanía puede decidir sobre la organización territorial del Estado ni sobre cualquier precepto de la Constitución excluyendo al resto. Precisamente por considerar que es la propia Carta Magna la que garantiza todo lo dicho, el principal partido de la oposición consideró desde el primer momento la moción «innecesaria y tramposa». Volvía a ponerle ante sus contradicciones.

Rubalcaba y Pere Navarro habían tratado de llegar a un equilibrio a lo largo de los últimos meses para evitar que volviera a producirse el escenario del pasado febrero, cuando los socialistas catalanes rompieron por primera vez la disciplina de voto del grupo y votaron a favor de una propuesta que defendía el ejercicio del «derecho a decidir» mediante una consulta legal y pactada, es decir, exactamente lo que el PSC llevaba en su programa electoral y a lo que el PSOE siempre se ha opuesto. La consigna era algo así como «no responder a provocaciones que busquen resaltar nuestra discrepancia». Y eso es lo que era la propuesta de UPyD, alegan los diputados del PSC.

Enredo

A lo largo de esta semana, las direcciones de ambas formaciones habían llegado a una suerte de consenso para el que no había 'plan B' y según el cual se presentaría una enmienda adicional en la que, sin poner pegas al texto original, se apuntaría a la opción de una reforma constitucional a la que, por otro lado, UPyD no está cerrada. Los catalanes dieron por hecho que, en caso de que ese añadido fuera rechazado por el grupo que dirige Rosa Díez, la abstención quedaría justificada. Pero a la hora de la verdad no fue así.

El problema es que las cosas no hicieron más que enredarse porque no había habido claridad en un primer momento. Nadie llevó el asunto a la reunión que el grupo parlamentario celebra cada martes para hablar de las iniciativas que se discutirán a lo largo de la semana y fijar posiciones. En privado, diputados como Manuel Chaves, José María Barreda, Rafael Simancas o Txiki Benegas sí trasladaron, sin embargo, su seria preocupación por ese asunto a la dirección del grupo. Y ahí no quedó todo. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, también hizo llegar a Rubalcaba su rechazo a una posición «ambigua».

Díaz ha demostrado estar dispuesta a ser muy beligerante con este asunto. En su entorno aseguran que, en todo caso, jamás habría alentado que se rompiera la disciplina de voto, pero no ocultan que si las cosas hubieran ido de otra manera, habría sido dificil evitar más pronunciamientos como el que este miércoles hizo Alfonso Guerra sobre la necesidad de una alternativa socialista en Cataluña distinta del PSC, algo que también reivindica, por ejemplo, el exremeño Guillermo Fernández Vara.