La división corroe al partido ganador de las elecciones checas
Los socialdemócratas complican la formación de gobierno al exigir la dimisión del líder de su partido por lograr sólo el 20% de los votos
VARSOVIA. Actualizado: GuardarEl Partido Socialdemócrata Checo (CSSD), que ganó las elecciones generales anticipadas que se celebraron el viernes y el sábado, se enfrenta a dos graves problemas políticos. Uno es de origen externo: conseguir formar gobierno tras haber logrado el exiguo resultado del 20,45% de los sufragios y 50 de los 200 escaños del Parlamento. El segundo problema es de naturaleza interna y sus causantes son un nutrido grupo de dirigentes de la formación próximos al jefe del Estado, Milos Zeman, que han pedido la dimisión del presidente y líder del CSSD, Bohuslav Sobotka.
El sector díscolo socialdemócrata, entre los que figuran líderes como Michal Hasek y Jeronym Tejc, considera que después de los malos resultados electorales cosechados, los peores desde 1989, Sobotka tiene que abandonar las riendas de la formación socialdemócrata. Los críticos son mayoría en la ejecutiva del CSSD, como quedó reflejado en su última reunión: 20 dirigentes votaron a favor de la dimisión del líder del partido y 13 se opusieron. La rebelión interna, que Sobotka calificó de golpe de Estado, hace aún más difícil su labor para intentar formar gobierno en Chequia.
El propio presidente Zeman, que se reunió el sábado por la noche con Michal Hasek y Jeronym Tejc, expresó sus dudas sobre la capacidad de Sobotka para liderar la composición del nuevo gabinete. El mandatario checo quiere también que el líder del CSSD dimita, según dijo en una entrevista a la revista 'Tyden'. En declaraciones a Radio Praga, Sobotka replicó diciendo que «la subordinación del CSSD a la voluntad y los caprichos del presidente hará que el partido no reciba durante mucho tiempo los apoyos de sus votantes, en particular los de mediana edad y los jóvenes y las clases educadas». También recordó que sólo puede ser destituido en el marco de una votación secreta del Comité Ejecutivo Central del partido.
Aliados necesarios
Los socialdemócratas, en cualquier caso, lo tendrán muy difícil para asumir el poder en el país porque ni siquiera con sus 50 escaños y el apoyo de los comunistas del KSCM -que lograron el 14,91% de los sufragios y 33 diputados- tendrían mayoría absoluta. En principio, según apuntan los analistas políticos, el CSSD necesitará del respaldo de una tercera fuerza política para gobernar sin agobios. De todos modos, habrá que ver si los miembros del KSCM, que son los herederos más directos del régimen dictatorial anterior, aceptan la oferta de pactar con los socialdemócratas.
El CSSD sabe que un Ejecutivo con los comunistas encierra un riesgo porque el KSCM tiene mala imagen en amplios sectores de la sociedad. Como recalca el diario conservador 'Vecer', el partido ha recibido el apoyo de jóvenes que nacieron después de 1990 ya que entre muchos ciudadanos de más edad esa formación representa la opresión soviética que sufrió Checoslovaquia durante más de 40 años. De ahí que los comunistas apenas recibieran uno de cada siete votos en las legislativas. La segunda formación más apoyada fue un partido de reciente creación, Acción de Ciudadanos Descontentos, liderado por el multimillonario y populista Andrej Babis, que consiguió el 18,65% de votos y 47 escaños. Babis ya ha expresado su disposición para formar gobierno con el CSSD y la Unión Cristiana y Demócrata-Partido Popular Checo, que logró un 6,78% de las papeletas en la reciente cita electoral.
Visto el desenlace arrojado por la cita del domingo con las urnas y el enfrentamiento interno entre los propios ganadores del partido socialdemócrata, a nadie se le escapa que está en crisis el sistema político checo heredado de la pacífica Revolución de Terciopelo, que en 1989 acabó con la dictadura comunista. No en vano, en Alemania la Fundación Konrad Adenauer sostiene que «el resultado electoral es como una carga explosiva colocada en el sistema político checo».