PAN Y CIRCO

ATAQUES DE ENTRENADOR

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En este época de cambio, o cambio de época, la innovación, la originalidad, el ingenio y el talento asoman como virtudes imprescindibles para asumir el rol que te asignen dentro de cualquier organigrama laboral. Algunos corren el riesgo de innovar demasiado y que el ingenio mal empleado termine por descubrir su escaso talento. Da lo mismo que seas director de banca, community manager molón como el de @policia, administrativo en una oficina del INEM o dentista. Incluso si eres entrenador de fútbol.

Sí, los entrenadores de fútbol también se equivocan. Y mira que su margen de error de cara al público es mucho menor. Elegir jugadores, situarlos en el campo y pedirles que intenten hacer ciertas cosas con y sin el balón en los pies.

Da lo mismo que te llames Agné, Masegosa, Puma u Orúe que Pep Guardiola, José Mourinho, Tata Martino o Carlo Ancelotti. El mayor peligro que corres cuando tienes que tomar decisiones desde un banquillo es, precisamente, que te dé un ataque de entrenador en el momento menos adecuado ¡Qué paradoja!

Cuando se anunció la alineación del Real Madrid en el Camp Nou el 90% de aficionados se dio cuenta de que Ancelotti metía la pata. Podía ganar 0-4 al Barça, pero lo lógico es que sucediera lo que terminó pasando: que regaló más de la mitad del partido con Sergio Ramos jugando de pivote y Gareth Bale de 'falso 9', cuando la única verdad es que ahora mismo el galés sirve para subir la audiencia en el mercado británico, pero ni es delantero centro ni está en condiciones físicas y tácticas de grupo para asumir responsabilidades de ese calibre. Como se le siga asociando a momentos de este tipo igual ni llegan esos momentos de éxito.

Casillas, Benzemá, Isco, Arbeloa, Illarra.Ancelotti ha pasado de tener falta de decisión al tomar decisiones a tomar decisiones arriesgadas. Lo más peligroso es que su discurso, anunciando un fútbol ofensivo y de posesión, acercando su perfil más a Del Bosque que a Mourinho, no concuerda con sus acciones. Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Y Carletto ya ha dado demasiadas 'cojetás'.