EL ADJETIVO DEL PRESUPUESTO

De entre las muchas tareas que debe rematar en las próximas horas la consejera de Hacienda, María Jesús Montero, está una casi poética, la de buscar un adjetivo para calificar los Presupuestos andaluces, que se conocerán este martes. «Buenos», dijo la presidenta Susana Díaz. «Los posibles», le puntualizó el socio de Gobierno Antonio Maíllo. Los del «paro, la corrupción y el despilfarro», los ha llamado Zoido, que debe conocerlos por la filtración que le llegó procedente del Consejo Consultivo.

¿Podrá decir la consejera Montero, por copiar a su ministro Montoro, que serán los de «la recuperación»? El titular de Economía, Luis de Guindos, no tuvo problemas en afirmar, la pasada semana en Sevilla, que Andalucía seguirá la misma senda que el país, ya que la comunidad es líder en las principales fortalezas de esta tímida recuperación: exportaciones y turismo. Según el ministro buena parte de las causas son externas, debidas a que se han despejado las dudas sobre la zona euro y a que los países emergentes van pinchando, de modo que en ello tiene Andalucía tanto mérito como España y se puede apuntar a la misma euforia. Más difícil tendrá el PP-A mantener una postura coherente entre los recortes que aprueba a nivel nacional y los que rechaza aquí.

Sí serán los presupuestos del ajuste en las empresas públicas, los que adelgazarán la 'grasa'. El PSOE y la presidenta del Gobierno han asumido que no queda otra que recortar en el llamado sector instrumental, por mucho que digan que el 70% es gasto social. La presión de IU, que no hace sino poner como ejemplo su actuación en la EPSA, donde se encontró al llegar 107 jefes y 600 empleados, no deja otra a la presidenta. Susana Díaz, tan valiente hasta ahora y tan dispuesta a reconocer en público lo que todo el mundo dice en privado, tiene aquí una última frontera. Mucha de esa 'grasa' son intereses, 'enchufes', de su partido. El recorte, pues, pondrá a prueba tanto su discurso como su poder dentro del complejo entramado socialista andaluz.