La feliz obra de Chávez
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anuncia la creación del viceministerio la Suprema Felicidad
MADRID. Actualizado: Guardar¿Se imaginan que Mariano Rajoy anunciara la creación de una nueva cartera ministerial que velara por la felicidad de los españoles? ¿Alguna sugerencia para ocupar tan insólito cargo? Pues esta ha sido la última ocurrencia de Nicolás Maduro, empeñado en seguir los pasos de su admirado precursor en el cargo, Hugo Chávez, fallecido el 5 de marzo. En su honor, y en el del libertador Simón Bolívar, con el tono engolado que le caracteriza, el líder bolivariano ha anunciado la creación del viceministerio «para la suprema felicidad social del pueblo» a fin de coordinar el trabajo de la treintena de 'misiones' que el comandante emprendió en 2003.
Con este peculiar anuncio, Maduro irrumpe decidido en la campaña electoral de cara a los comicios municipales del próximo mes de diciembre. Empujados por una fuerte inversión en sanidad, educación y vivienda -opaca y sin control parlamentario- estos programas aliviaron las penurias de las capas de población más deprimidas. Y aunque no resolvieron las graves carencias del país caribeño, se han constituido como el buque insignia del movimiento bolivariano.
No es casual la elección del nombre para este nuevo ministerio. Desde hace varias décadas han surgido iniciativas que proponen un cómputo alternativo a los clásicos baremos macroeconómicos. En 1973, cansado de que la creciente pobreza de su país cuestionara su poder, el rey de Bután, Jigme Singye Wangchuck -aún en el trono-, ideó una variante del PIB que denominó 'Felicidad Nacional Bruta'. Con brochazos de filosofía budista inyectó en la economía variables como el desarrollo espiritual o el equilibrio del medio ambiente, y concluyó que la alarmante miseria que sacudía el pequeño estado no era obstáculo para erigirse como el más feliz del planeta. Sin pretenderlo, el monarca abrió una veta explorada con mayor o menor oportunidad por los paladines del altermundismo.
Sobre el papel, el rol del organismo concebido por Maduro parece bien perfilado e incluso justificado ante las críticas de los opositores, para quienes la opacidad de las misiones evidencia su naturaleza corrupta. Si se lee entre líneas no es difícil hallar el origen de ese 'viceministerio para la felicidad suprema'. Maduro sabe bien que, por mucho que estos cuestionables rankings alternativos sitúen a Venezuela en posiciones privilegiadas, los problemas de desabastecimiento y el aumento exponencial de la violencia en las calles empiezan a poner en duda su capacidad para asumir las responsabilidades que el propio comandante Chávez le transfirió durante su convalecencia.
Para garantizar la rentable omnipresencia de su predecesor, el líder de la república bolivariana entregará el bastón de mando de la 'felicidad suprema' de los venezolanos a Rafael Ríos, ideólogo del sistema de salud chavista, y Julio César Álvarez, el médico que acompañó a Chávez hasta la última bocanada de aire. «Estas misiones tenemos que llevarlas hasta el cielo, ese es nuestro agradecimiento a Chávez», aseveró Maduro. Con él en el poder, la felicidad de Venezuela estará asegurada, al menos en el organigrama de su Gobierno.