Merkel y Hollande, antes de la reunión bilateral que mantuvieron ayer en Bruselas, durante la celebración del Consejo Europeo. :: REUTERS / AFP
MUNDO

La NSA espió a 35 líderes mundiales

Merkel advierte a Obama por teléfono de la gravedad de una situación que deja la relación entre Europa y EE UU al borde de la ruptura

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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La agenda de los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintiocho quedó destrozada en mil pedazos. La cumbre de la agenda digital, del drama de la inmigración y de la unión bancaria quedó eclipsada por el escándalo del presunto espionaje a relevantes líderes como Angela Merkel por parte de Estados Unidos. Sin embargo, el escándalo se agravó conforme pasaban las horas, cuando se supo que la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA) espió las llamadas telefónicas de 35 líderes mundiales, tal como aseguró el diario británico The Guardian a partir de un documento filtrado por el exagente de ese organismo estadounidense Edward Snowden.

En el memorándum confidencial, con fecha de 2006 y que no detalla la identidad de esos líderes, relata que un funcionario entregó a la BSA cerca de 200 números de teléfonos, incluidos los de 35 mandatarios.

Mientras, en Bruselas, la UE en estado de 'shock' no daba créditos a las informaciones en las que se asegura que el móvil de la canciller había sido pinchado durante al menos cuatro años por la NSA. No hubo un pronunciamiento concreto con el membrete del Consejo Europeo pero las declaraciones de unos y otros dejaron al borde de la ruptura las relaciones Europa-EE UU.

La mejor prueba de la elevada tensión existente fueron las declaraciones de la canciller a su llegada a Bruselas. «A los amigos, a los aliados no se les espía. Es inaceptable», aseguró tajante. «Así se lo trasladé por teléfono personalmente al presidente Obama el miércoles y así se lo dije también en Berlín en junio», manifestó.

Después de recordar que ambas potencias son aliados, advirtió de que «esta alianza sólo puede basarse en una confianza que debe ser restablecida», apostilló. «No se trata de mí, sino de todos los ciudadanos», recalcó antes de pedir una reflexión sobre qué tipos de datos son susceptibles de ser intercambiados.

Antes de que estallara el ya conocido como 'caso Merkel' fue Francia la que había pedido que el Consejo abordara de forma urgente este espinoso asunto después de que hace unos días se filtrara que el Gobierno galo también había sido espiado por la NSA. Ayer, su presidente, François Hollande, mantuvo un breve encuentro con la canciller y ambos quedaron en seguir trabajando en este asunto bajo la premisa de que este tipo de actuaciones son «inaceptables», según el Elíseo.

Más contundente fue el alemán Martin Shulz, presidente del Parlamento Europeo, quien fue más allá de la retórica y planteó la posibilidad de suspender de forma momentánea las trascendentes negociaciones que se están manteniendo entre la UE y Estados Unidos sobre el tratado de libre comercio. «Si uno tiene la sensación de que con quien estás negociando sabe todo de ti es complicado seguir así», recalcó tras recordar a los líderes comunitarios que el miércoles, la Eurocámara votó a favor de suspender el acuerdo vigente con los norteamericanos sobre la transferencia de datos bancarios.

El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, alertó de que el espionaje masivo puede conducir al totalitarismo. «En una parte de Alemania había una policía política que espiaba en la vida de la gente cada día. Así que sabemos lo que significa el totalitarismo. Y sabemos qué ocurre cuando el Estado usa poderes que se entrometen en la vida de las personas», subrayó.

El silencio de Rajoy

Quién tampoco se anduvo por las ramas fue la vicepresidenta de la Comisión Viviane Reding, que manifestó que estos casos de espionaje «muestran que la protección de datos debe aplicarse a todo el mundo, ya sea a los correos electrónicos de los ciudadanos o al móvil de Merkel». Por ello pidió a los Estados miembros que apoyen su propuesta para reforzar las normas de la UE sobre protección de datos en internet. «Esta sería la declaración de independencia de Europa. Sólo entonces Europa puede hacer frente de forma creíble a EE UU», recalcó.

Entre los jefes de Gobierno, el italiano, Enrico Letta, fue otro de los que quiso marcar el territorio. «Queremos la verdad. «El espionaje no es aceptable. No podemos tolerar que existan zonas de sombra o dudas». Ayer, precisamente, trascendió que conexiones de Roma habían sido interceptadas por servicios secretos estadounidenses, como avanzó el periódico L'Espresso.

En una intensa jornada de múltiples declaraciones al más alto nivel, Mariano Rajoy abogó por mantenerse en un segundo plano y no pronunciarse sobre el asunto. Ni en público ni fuentes de La Moncloa consultadas por este diario. Sí habló el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, que matizó que no tienen constancia de haber sido espiados.

Otro de los grandes líderes a quienes se echó de menos fue al británico David Cameron, que optó por no hacer declaraciones pese a que su país apareció también como uno de los potenciales espías. No obstante, fuentes de Downing Street matizaron que este es un «asunto de seguridad nacional en el que Europa tiene muy poco margen de actuación». Se espera que hoy tanto Cameron como Rajoy se pronuncien sobre la polémica.