ESPAÑA

La niña Asunta Basterra murió por sobredosis de sedantes

Las pruebas toxicológicas confirman que la menor falleció por la asfixia química causada por el calmante llamado Lorazepam

SANTIAGO. Actualizado: Guardar
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Ni asfixiada por un peluche ni por una almohada como se sospechó en un inicio. Asunta Basterra, la niña de 12 años asesinada en Santiago de Compostela el pasado 21 de septiembre, falleció debido al ahogamiento químico provocado por la elevada dosis de tranquilizante que se le suministró en las horas previas a su muerte.

Así lo confirma el resultado definitivo de las pruebas toxicológicas realizadas a la menor, que descartan por completo que fuese asfixiada con algún tipo de objeto una vez perdió el conocimiento a causa de la sedación que se le administró.

Los resultados definitivos de dichas pruebas, centrados especialmente en el cabello de la niña y que ya se encuentran en poder del juez Instructor del caso José Antonio Vázquez Taín, confirman que Asunta murió por la asfixia química provocada por una dosis mortal de Lorazepam, un fuerte tranquilizante que solo se vende bajo receta médica con el nombre de Orfidal. El análisis forense arroja que cuando falleció Asunta presentaba 0,68 miligramos en sangre de este fármaco, una cifra diecisiete veces superior a la dosis máxima fijada para una persona adulta.

La confirmación de la causa de la muerte de la niña ha resultado determinante para que Vázquez Taín haya decidido la elevación de la imputación que pesa sobre sus padres, en prisión sin fianza desde el pasado 27 de septiembre, de homicidio a asesinato con agravante de parentesco y alevosía.

Meses de planificación

El juez considera que el asesinato de la niña pudo planificarse con meses de antelación, un extremo que apoyaría el hecho de que la menor fuera sedada en reiteradas ocasiones desde el pasado julio. Dos profesoras de Asunta ya habían detectado durante el verano extraños episodios de somnolencia en la niña, aunque no dieron la voz de alarma al no considerarlos un asunto grave y se limitaron a comentarlo con los progenitores. Los padres justificaron el sueño de su hija debido a una fuerte medicación que debía tomar para la alergia y que en ocasiones podía dejarla aturdida.

Días antes del crimen, la niña faltó al colegio y a sus clases de ballet, precisamente a consecuencia de las pastillas que debía tomar para tratar la alergia, según argumentó entonces su propia madre. La versión de Rosario Porto choca con la de la pediatra de Asunta, que ha declarado que la menor no padecía ninguna enfermedad que la obligara a medicarse. Sobre la causa sigue vigente el secreto de sumario.