El comisario de Mercado Interior y Servicios, Michel Barnier. :: AFP
Economia

Europa admite la «urgencia» de crear la unión bancaria pero sigue dividida

El Consejo Europeo pacta decidir cómo se cubrirán las posibles pérdidas detectadas en el test de estrés del BCE

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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«La unión bancaria es el proyecto más importante al que se enfrenta Europa desde la creación de la moneda única». Lo dijo Michel Barnier, vicepresidente de la Comisión y padre de un ambicioso proyecto que ya ha dado sus primeros pasos con la constitución del Mecanismo Único de Supervisión (MUS) pero que está estancado por las tradicionales disputas entre los países que quieren una Europea más europea, como Italia, Francia o España, y quienes optan por una Unión más nacional, como Alemania. Unas diferencias que volvieron a evidenciarse anoche en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se celebra en Bruselas, pero que no impidieron que se acordase un texto en el que se destaca la relevancia del proyecto imponiéndose finales de año para cerrar las bases definitivas. «Hay que definirlo de forma urgente», reza el texto acordado.

Así se acordó en una cena de trabajo que comenzó a las 21 horas con la intervención del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Dragui, que detalló la metodología que el instituto emisor utilizará para analizar el estado de salud de los 130 principales bancos de la Eurozona -16 españoles- antes de convertirse en noviembre de 2014, en supervisor de todos ellos. «España está muy tranquila porque ya hemos hecho los deberes. De bancos, lo que quieran», aseguraban desde el Gabinete de Mariano Rajoy.

Sin embargo, no todo es un camino de rosas. Primera fricción. Todos, desde los Estados miembros al BCE, han advertido de que este tercer test de estrés es clave después del fracaso de los dos anteriores. «Debe ser contundente y transparente», coincidieron ayer todos los responsables europeos. ¿Y si se desvela un agujero mayor del esperado? Italia, sobre todo, Francia y Alemania tienen bastantes papeletas de protagonizar la sorpresa negativa, de ahí que hayan pedido 'sotto voce' una metodología menos dura de la anunciada, algo a lo que se ha negado de forma tajante la Comisión Europea. «El que tenga que suspender, suspenderá», ratificó el miércoles Dragui.

Más diferencias. ¿Cómo se cubrirán los agujeros detectados por las pruebas de esfuerzo? Hay un mínimo común pactado pero no exento de posibles modificaciones. En primer lugar, se buscarán los capitales necesarios en el mercado; luego, se optarán por las quitas a bonistas junior y preferentistas -como ha sucedido en España- y solo a partir de aquí, entraría en juego el dinero público.

Cortafuegos

Primero, a través de los cortafuegos nacionales ('backstops') y luego vía MEDE, (Mecanismo Europeo de Estabilidad), ya sea con recapitalizaciones indirectas (modelo español) o de forma directa a los bancos, algo que Merkel no está dispuesta a aceptar. Alemania, país que tiene capacidad de veto, tiene muy claro que los bonistas senior deberían asumir sus responsabilidades antes de que los contribuyentes vuelvan a poner dinero.

Pese a todo, los líderes de los Veintiocho se instaron a sí mismos a seguir buscando fórmulas de consenso para que el BCE sepa «antes de finales de noviembre» a qué escenario se enfrenta y qué clase de cortafuego nacional se creará en cada país. En España, el ministro De Guindos ya dijo que será el FROB, que cuenta con unos 10.000 millones, y en última instancia, el Tesoro. Lo que Dragui quiere evitar a toda costa, como recordó anoche, es convertirse en el nuevo supervisor con la patata caliente de lidiar con decenas de miles de millones sin cubrir.

Y a partir de aquí, el gran debate vuelve a la idiosincrasia de la unión bancaria, al segundo pilar del proyecto: el Mecanismo Único de Resolución (MUR), un ente llamado a tener el botón rojo capaz de cerrar un banco si es más factible que su reestructuración. El Ejecutivo comunitario presentó un proyecto en el que la última responsabilidad recaería en Bruselas y no en los Estados miembros, algo no aceptado por Berlín ni por socios como Suecia. Incluso España se ha decantado por la 'teoría Merkel' al dudar de la legalidad de la medida. Finalmente, han acordado ir por fases pero con «la urgencia» de llegar a un acuerdo antes de finales de este año de cara a que pueda ser aprobado en esta legislatura, dado que hay elecciones europeas a finales del próximo mayo.