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Irán renuncia a ejecutar de nuevo al preso que sobrevivió tras ser colgado en la horca

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Alireza M. no volverá a ser ahorcado. Una semana después de que el caso de este preso condenado a muerte por tráfico de drogas y que sobrevivió a un primer intento de ahorcamiento saliera a la luz pública el ministro de Justicia, Mostafa Pourmohammadi, declaró que «no es necesario» que vuelva al cadalso. Para el responsable de Justicia un segundo ahorcamiento «tendría repercusiones negativas para la imagen de Irán», recogió la agencia Ilna.

El preso, de 37 años, sobrevivió a un primer intento de ejecución en la prisión de Bojnourd, al noroeste del país, la semana pasada. Tras permanecer doce minutos colgado de la soga fue dado por muerto por los funcionarios, pero cuando su familia fue a recoger el cuerpo se encontró con que su pariente aun respiraba. Le ingresaron de urgencia en un hospital donde en un primer momento se informó de que evolucionaba «de forma favorable» -la agencia Irna indica ahora que podría estar en coma- y un juez adelantó que «volverá a ser ahorcado una vez que el personal médico confirme que su estado de salud es lo suficientemente bueno».

Estos planes de nueva ejecución llevaron a Amnistía Internacional (AI) a presentar una denuncia para pedir a las autoridades que dieran marcha atrás. El director de AI para Oriente Medio y Norte de África, Philip Luther, señaló que «llevar a cabo una segunda ejecución de un hombre que ha sobrevivido de esta manera y del que incluso se había certificado la muerte es simplemente abominable. Muestra la falta de humanidad del sistema judicial iraní». Según el organismo internacional en 2012 hubo 508 ejecuciones en la república islámica, la mayoría por delitos vinculados con la droga, como el propio Alireza M.

Libros censurados

Decisiones como esta se deben al cambio que vive Irán tras la llegada del presidente moderado Hasán Rohani al poder. La república islámica quiere dejar atrás la era ultraconservadora de Mahmud Ahmadineyad y para intentar borrar su huella revisará también la lista de libros censurados, según adelantó el ministro de Cultura, Ali Janati, a la agencia Irna. «Nuestra idea de la libertad de prensa y del papel de los escritores e intelectuales es diferente al de anteriores administraciones y el cambio será visible de forma gradual», adelantó Janati, que criticó a su antecesor en el cargo por «censurar libros por motivos puramente personales».

Estos gestos en la política doméstica, acompañados de los movimientos diplomáticos de acercamiento a Estados Unidos y la exposición de un plan detallado para resolver la crisis nuclear preocupan a Arabia Saudí, la potencia suní que teme el reforzamiento de una república islámica que representa a la cara chií del Islam.