Los civiles pagan la ceguera de los drones
Amnistía Internacional y Human Rights Watch califican de «asesinatos» los ataques de aviones no tripulados de EE UU en Pakistán y Yemen
Actualizado: GuardarMoqbil Muhammed Ali, que perdió a 28 familiares en un ataque que perpetraron los drones estadounidenses en su aldea de Al-Mahala (Yemen), tiene una pregunta para Barack Obama: «Con todos sus aviones espía y su tecnología, ¿no puede EE UU distinguir entre un terrorista y un civil inocente?». El presidente estadounidense aseguró en mayo que sólo autoriza los ataques contra objetivos que suponen una amenaza inminente para EE UU, una vez que se le garantiza que no morirán inocentes, pero las investigaciones de Amnistía Internacional (AI) en Pakistán y Human Rights Watch (HRW) en Yemen revelan algo muy distinto.
Según otras ONG y fuentes del gobierno paquistaní, desde 2004 Estados Unidos ha lanzado en Pakistán entre 330 y 370 ataques con ese tipo de aviones espía sin piloto llamados drones, que han matado entre 400 y 900 civiles y dejado al menos 600 gravemente heridos. AI dice no estar en condiciones de respaldar esos datos, pero habla con toda certeza de los que ha investigado personalmente.
En octubre del año pasado, los nietos de Mamana Bibi contemplaron horrorizados cómo un misil lanzado directamente sobre la mujer de 68 años, que recogía verduras en el campo familiar de su aldea paquistaní, la reducía a pedazos. Sólo en dos de los ataques que la organización ha investigado en el último año murieron 19 civiles inocentes. El segundo ocurrió en otra aldea paquistaní donde 18 campesinos descansaban de la jornada, con ellos había un niño. Los misiles estadounidenses atacaron la tienda en la que algunos reposaban y cuando el resto acudió a socorrerles, atacaron de nuevo. «Los testigos describieron una escena macabra de cuerpos despedazados, sangre, pánico y terror, mientras los drones planeaban sobre sus cabezas», dice el informe de 74 páginas.
«AI está seriamente preocupada de que estos y otros ataques puedan haber resultado en asesinatos ilegales que puedan constituir ejecuciones extrajudiciales o crímenes de guerra», dice la organización, que junto con HRW ha pedido una investigación del Congreso. «EE UU debe cumplir con sus obligaciones ante la ley internacional para que se lleven a cabo investigaciones independientes, imparciales y concienzudas sobre los asesinatos documentados en este informe».
AI ha investigado 9 de los 45 ataques registrados en el área norte de Waziristan, una zona tribal controlada por los talibanes donde la población está tan atemorizada del ejército como de los insurgentes. Los 60 supervivientes y testigos de drones que ha entrevistado AI lo han hecho a costa de poner en riesgo sus vidas, y desafiando las amenazas de represalias. La organización denuncia que países como Reino Unido, Australia y Alemania son cómplices de estas masacres al proporcionar a EE UU información para ejecutar los ataques.
«AI no ha podido encontrar ninguna evidencia de que Mamama Bibi estuviera poniendo en peligro a nadie, mucho menos de que fuera una amenaza para EE UU», dice.
En la misma línea se ha pronunciado HRW, que ha investigado seis ataques ocurridos en Yemen desde el año pasado, dos de ellos «en clara violación de las leyes de guerra», dice. En estos ataques murieron 82 personas, de las que al menos 57 eran civiles. «Los yemeníes nos dicen que tienen tanto miedo de EE UU como de Al-Qaida», declaró ayer Letta Tayler, investigadora de HRW experta en terrorismo y antiterrorismo.
Precisión quirúrgica
Ahamad al-Sabooli, de 23 años, contó cómo acudió en socorro de un pequeño camión envuelto en llamas tras un ataque de drones. «Los cuerpos estaban como pedazos de carbón, no podíamos reconocer las caras». Sólo cuando vio que los restos de una mujer en el asiento delantero con una niña comprendió que se trataba de su madre, su padre y su hermana. «No quedaba nada de ellos salvo los esqueletos». El presunto objetivo no estaba ni cerca del vehículo.
Incluso cuando el misil acierta, se puede llevar por delante a quienes apoyan el fin de la violencia, como Salim bin Alí Jaber, el clérigo que trataba de convencer a los militantes de Al-Qaida de que acabasen con la violencia, y su primo Walid, el policía del pueblo al que pidió que le acompañase. La precisión de los drones que Obama dice quirúrgica está por demostrarse, pero su ceguera ante los inocentes alimenta el círculo de odio contra EE UU, como advirtió la joven Malala al presidente estadounidense durante su visita a la Casa Blanca.
Desde entonces, Pakistán ha sufrido entre 330 y 370 ataques, que han matado de 400 a 900 civiles.
fue el primer año en que Yemen recibió de EE UU más ayuda para el desarrollo que asistencia para seguridad.