Francia se enfada con el 'Gran Hermano' americano
París exige a Washington el fin del espionaje masivo que realiza sobre sus comunicaciones telefónicas y electrónicas
PARÍS. Actualizado: GuardarFrancia mostró ayer su enfado con el Gran Hermano americano. El Gobierno de izquierdas convocó al embajador de Estados Unidos para pedirle explicaciones por el espionaje masivo a que han sido sometidas las comunicaciones telefónicas y electrónicas de los franceses por la NSA, su agencia nacional de seguridad. El ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, va a reclamar hoy en París a su homólogo estadounidense, John Kerry, el cese inmediato de unos métodos «totalmente inaceptables» entre aliados.
El origen de las tiranteces diplomáticas entre París y Washington fue la publicación por el diario Le Monde de informaciones derivadas de documentos sustraídos a la NSA por su exinformático Edward Snowden, actualmente refugiado en Rusia. La nueva entrega centrada en Francia del escándalo de espionaje desatado el pasado verano muestra que sólo durante 30 días, entre diciembre de 2012 y comienzos de 2013, se interceptaron 70,3 millones de comunicaciones emitidas desde el país vecino.
La NSA también se interesó durante el pasado enero por las direcciones de la mensajería Wanadoo, con 4,5 millones de clientes, y por el tráfico del portal Alcatel-Lucent.com, vinculado con el grupo francoestadounidense del mismo nombre. Esta firma desempeña un papel central en materia de equipamientos de las redes de comunicación, especialmente submarinas.
Los gráficos consultados por Le Monde muestran una media de intercepciones de tres millones de datos al día con puntas cercanas a los siete millones el 24 de diciembre y el 7 de enero últimos. Los objetivos de los pinchazos son tanto personas sospechosas de terrorismo como del mundo de los negocios, la política o la administración gala. En Europa sólo Alemania y Reino Unido han sido más escuchados que Francia, aunque en el último caso la vigilancia se produjo con el asentimiento de las autoridades británicas.
Nada más colgar por la mañana el diario vespertino en su web la noticia, el embajador de Estados Unidos, Charles Rivkin, fue convocado por el Gobierno francés, una coincidencia sospechosa sobre el origen de la filtración. Tampoco parece inocente que se produjera horas antes de la llegada a París de Kerry para iniciar un gira por Europa consagrada a la situación en Oriente Próximo.
Sin justificación
El embajador Rivkin ya había sido invitado a dar explicaciones en el Quai de Orsay el pasado 1 de julio a raíz de la primera aparición de los papeles de Snowden. Entonces, a iniciativa de Francia, se constituyó un grupo de trabajo Estados Unidos-Unión Europea sobre la protección de datos que ha celebrado un par de reuniones. Las autoridades galas elevan ahora el grado de la presión con el propósito de que el asunto sea abordado durante el Consejo Europeo de esta semana al máximo nivel, es decir entre jefes de Estado o de Gobierno.
«Es inverosímil que un país amigo y aliado como Estados Unidos pueda espiar hasta ese punto tantas comunicaciones privadas, algo que no tiene justificación estratégica o de defensa nacional», se indignó el primer ministro, Jean-Marc Ayrault. «Estados Unidos tiene que aclarar sin evasivas las razones por las que esas prácticas se llevaron a cabo y, sobre todo, crear las condiciones con transparencia para que se ponga fin», añadió.