EL CÁDIZ Y LOS ÁRBITROS
Actualizado: GuardarNo suelo hablar de los árbitros. No soy abonado de las teorías conspiracionistas, ni pienso que los trencillas salen al campo con instrucciones precisas (excepciones, mínimas, las habrá. Pero excepciones). Me niego a llorar, es de perdedores. Dicho esto, llevamos unos años viendo cosas muy raras. No recuerdo un arbitraje con el que el Cádiz saliera beneficiado. Y sí muchos perjudiciales (no sólo el de Lugo) y barbaridad de puntillosos en los que la rigurosidad se aplicaba tan sólo a los amarillos.
Centrémonos en esta temporada. El Cádiz no es un equipo tan agresivo como para que haya sufrido tres expulsiones antes del descanso en sus cuatro salidas. La de Kike López en San Fernando a los 22 minutos es rigurosísima en exceso. Ceballos cae en la trampa en Lucena, pero el colegiado se deja influir por el ambiente. Y en Albacete, un árbitro de Albacete (sí, sí, de Albacete) pita el cuarto penalti a favor de los manchegos en casa y otro expulsado sin dar una patada.
Luego llegan a Carranza, y no ven suficientemente fuerte el empujón a Villar en el área, las manos del final son involuntarias, y el planchazo a Airam (que se quedó hecho un Cristo) no mereció ni falta. Es evidente el cambio de criterio.
Queda pensar que es casualidad, que esto no ha hecho más que comenzar y por desgracia han coincidido estos arbitrajes tan negativos a principios de temporada. Pero este club se juega mucho, demasiado, como para que se sigan sucediendo tantas casualidades durante toda la campaña.
Al margen de todo esto, el Cádiz no sale del bache en el que se metió en Lucena. 1 punto de 9 que le saca del 'play off'. Da la sensación que este problema es irreal, circunstancial, y sí que está en manos gaditanas frenar la sangría el próximo domingo. Ante el Arroyo, en un partido en el que sólo se hable de fútbol. No se pide más.