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Tímida esperanza en la crisis de EE UU
Los republicanos ofrecen elevar por seis semanas el techo de la deuda pero Obama avanza su negativa si el 'parche' trae nuevas exigencias
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarLa oferta de los congresistas republicanos de aprobar una ampliación temporal del techo de la deuda por apenas seis semanas a cambio de negociar los Presupuestos abrió ayer un rayo de luz sobre la crisis de gobierno que afecta a Estados Unidos y tiene al mundo en vilo. Los mercados, expectantes, lo celebraron inmediatamente con una subida de más de 300 puntos en el Dow Jones, que había caído más de 800 puntos en las últimas tres semanas. La solución, sin embargo, está aún lejos de materializarse.
La Casa Blanca dejó claro que lo mejor para la economía es aprobar una extensión de largo plazo al techo de la deuda que permita eliminar la incertidumbre de los mercados, pero admitió que si al final ésa es la única opción, el presidente firmará la extensión temporal hasta el 22 de noviembre, siempre y cuando no venga ligada a nuevas exigencias e implique la reapertura del Gobierno federal.
«Si lo que pretenden es pedir a cambio que retiremos los fondos a Obamacare, le bajemos los impuestos a los millonarios o cualquier otra demanda, no lo van a conseguir», advirtió el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney. «El presidente no va a permitir que el Tea Party coja por rehén al pueblo americano y pida a cambio una recompensa por permitir que los congresistas hagan su trabajo». Obama había invitado ayer a la Casa Blanca a los 232 diputados del Partido Republicano, porque entre ellos se encuentran los 30 o 40 que guardan fidelidad al movimiento de ultraderecha por haber sido elegidos con su ayuda a condición de acabar con la reforma sanitaria.
Carney explicó que, puesto que en el pasado han negociado cosas con los líderes del partido que luego éstos no han podido cumplir debido a las presiones del ala extremista, «para eso hablamos con ellos también». Sin embargo, el portavoz del Congreso, John Boehner, no permitió que la Casa Blanca minara abiertamente su liderazgo y prohibió a sus correligionarios que aceptaran la invitación, limitando la asistencia a 18 diputados, además de él mismo y de Eric Cantor, que comparte el liderazgo de la Cámara. Tras fijar los términos del encuentro, Boehner dedicó la mañana a vender al público la pírrica victoria de haber logrado que el presidente se siente a negociar con ellos. «En los últimos diez días hemos intentado tener negociaciones, pero ellos no quieren hablar», explicó. «Les estamos ofrecido de buena fe la oportunidad de avanzar».
Posición inalterable
En realidad el mandatario no ha cambiado de posición desde antes de esta crisis. Sus condiciones para negociar son que el Congreso apruebe la financiación necesaria para reabrir las oficinas de gobierno y la expansión del techo de la deuda.
La primera condición seguía sin tener una solución aparente, por lo que las razones para el optimismo estaban siendo sobreestimadas. Al parecer, muchos republicanos contaban con que el presidente estuviera dispuesto a hacer la vista gorda en esa importante parte del acuerdo a cambio de retirar de la mesa algo tan potencialmente catastrófico que, según el inversor Warren Buffet, «debería estar vetado como las armas nucleares, demasiado horrible como para que se use».
Según los economistas, si EE UU llega al día 17 sin un acuerdo para elevar el techo de la deuda los mercados de todo el mundo acusarán una caída catastrófica similar a la que aconteció en octubre de 2008 cuando el Congreso falló en aprobar el rescate para AIG. Aún peor, si a final de mes el Tesoro se ve forzado a decidir si incumple sus obligaciones con los acreedores o con los pagos a los distintos departamentos de gobierno, la debacle económica sería tan grave que se doblaría el paro y EE UU caería en recesión.