Agentes de la Guardia Civil inspeccionan la casa de Teo donde han aparecido nuevas pruebas. :: X. REY / EFE
ESPAÑA

La cuerda hallada junto a Asunta coincide con la de la casa de su madre

El juez sitúa a Rosario Porto con la niña cuando esta falleció y los padres se niegan a colaborar en la reconstrucción de los hechos

SANTIAGO. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Siguiendo el consejo de sus nuevos letrados, los padres de Asunta Basterra, la niña asesinada en Santiago, se negaron ayer a colaborar con la reconstrucción de los hechos solicitada por el juez Vázquez Taín, al considerar que cualquier diligencia realizada mientras el caso se encuentra bajo secreto les deja «en una situación de indefensión».

En declaraciones ante los medios de comunicación, el propio abogado de Rosario Porto, madre de Asunta, aseguró que no conoce exactamente los cargos de los que se acusa a su cliente y que, por tanto, «no tiene por qué darle pistas al juez».

Los investigadores pretendían que tanto Alfonso Basterra como su mujer le explicasen, paso por paso, todos los movimientos que realizaron desde la comida familiar en la que se cree que la niña pudo ser drogada hasta la aparición del cadáver en una pista forestal entorno a la una de la madrugada del mismo día.

Apenas horas después de tener en su poder el resultado provisional de las pruebas toxicológicas realizadas a la menor, que certifican que la niña recibió una dosis de Lorazepam, un potente ansiolítico, en cantidades suficientes como para matar a un adulto, el juez quiere saber quién y cómo le fue suministrado el medicamento, que suele prescribirse para tratar problemas de ansiedad y bajo receta médica.

Al parecer, la pequeña presentaba una cantidad de lorazepam en sangre de 0,68 microgramos por litro, una cifra que multiplica por diecisiete la cantidad máxima recomendada en adultos. Las sospechas de los investigadores apuntan insistentemente a que la madre se encontraba con la niña en el momento tanto en el momento del envenenamiento como en el de su muerte, que, según los resultados provisionales de la autopsia, se produjo entre las nueve y las diez de la noche del sábado 21 de septiembre.

La cámara de la gasolinera

A esa hora Rosario Porto fue captada por la cámara de seguridad de una gasolinera al volante de un vehículo en el que, presumiblemente, se encontraba también su hija. Se trata de un extremo que la propia madre de la niña negó en su primera declaración ante la Policía para, posteriormente, confirmarlo días después en su declaración ante el juez, ante la imposibilidad de negar la evidencia de las imágenes.

La coincidencia horaria es una de las principales pruebas contra Rosario Porto, pero no la única. En el auto enviado por el juez a los abogados de la defensa para explicar los motivos de la imputación de ambos, el magistrado incide también sobre los pedazos de cuerda naranja hallados junto al cadáver. Según el informe preliminar emitido por Criminalística, dicho fragmento pertenece a una bobina idéntica hallada en la casa de Porto posee en la localidad de Teo, un hecho que apuntaría a que la niña pudo haber sido asesinada en dicha vivienda o bien que su cadáver pudo haber sido trasladado desde allí.

A pesar de la contundencia de las pruebas, el juez deberá decidir en los próximos días si Rosario Porto y Alfonso Basterra continúan en prisión o si son puestos en libertad. De momento ambos continúan en la cárcel y, a la espera de los resultados definitivos de las pruebas toxicológicas, que podrían elevar su imputación de homicidio a asesinato.